Aprendemos a vivir a base de las propias experiencias. La edad proporciona vivencias, buenas o malas, que se almacenan en algún recóndito lugar de nuestras mentes. El día que el hombre pisó la luna faltaban 57 días para que yo llorara por primera vez en esta vida y llenara mis pulmones de aire. Ese día mi mente estaba blanca y mi alma era pura. A medida que han ido pasando los años se ha ido acumulando creencias, aprendizajes, rutinas, costumbres, vivencias, experiencias. Ahora se trata de desaprender lo aprendido, de sacar de dentro todo lo que está ahí adherido y volver a tener esa mente en blanco, limpia y pura como cuando era una niña recién nacida.
Recuerdo perfectamente como son los bebés al nacer. Se mueven lentamente, sus gestos van a cámara lenta, su respiración es abdominal, respiran siempre profundamente. Sus ojos te miran sin verte y solo distinguen sombras. El ruido les asusta y se refugian en el descanso, duermen, comen, duermen, comen al ritmo que marca su propio cuerpo. Eso es todo. Desaprender consiste en eso, en volver a la esencia de uno mismo, volver a escucharse, a meditar y entrar en contacto con ese ser puro y limpio que habita dentro de nosotros mismos. Desaprender para volver a aprender. Vaciarnos para poder volver a llenarnos pero esta vez solo de cosas agradables, de alegría, de felicidad.
7 comentarios:
Estamos en el mismo punto,desaprendiendo.Somos de la misma quinta casi
Desaprender para volver a cometer los mismos errores de los que aprendimos, porque no hay otra manera. Además, vislumbrar la pureza es un modo de pureza que no tienen los recién nacidos, para quienes nada es puro ni impuro. Yo creo que merece la pena haberse equivocado.
Blog A. Pues coincidimos en ver la vida de manera similar y en la edad. Genial!
Petrarca. ¿Por qué tenemos que volver a cometer los mismos errores? Yo no lo veo así. Los recién nacidos no ven su propia pureza porque no son conscientes de ella, la vemos nosotros des de la perspectiva de ver que ellos están vacíos(al menos de pensamientos de este mundo en el momento de nacer) y nosotros llenos de tantas cosas pensadas. Aplacar los pensamientos, tener la necesidad de ver en blanco mi propia mente me recuerda a la mente tranquila y pura de un recién nacido. Equivocarse merece la pena siempre que se aprenda algo, sino es así es inútil equivocarse, caer una y otra vez en al misma piedra no tiene ningún sentido. Gracias por el debate :-)
Todo esto es muy interesante; estoy pensando en que para muchos estudiosos de lo paranormal, los críos hasta los 5-6 años tienen algo similar a la percepción ultrasensorial, o llámese como se quiera, y que lo pierden por fenómeno cultural. Ignoro si algo de eso puede ser cierto, pero al leer tu entrada no sé por qué me ha venido eso a la cabeza...
Un saludo, ¡y me ha gustado acercarme por aquí por primera vez!
Tirador Solitario. Bienvenido a mi blog! Interesante lo que comentas sonre que las percepciones se pierden por el fenómeno cultural, o lo que es lo mismo, por la sociedad que nos rige y dirige. Espero seguir viendote por aquí y poder seguir entablando conversación. Un saludo
Pues a mí me parece éste un tema interesante pero muy difícil para debatir. Estoy de acuerdo con Petrarca en que para los recién nacidos nada es puro o impuro, su mente no es ni una cosa ni la otra. Pero también creo en la meditación, que te limpia de muchas cosas malas aunque te sigan atacando elementos externos.
Eso sí, aprender con la equivocación. Y rectificar, de sabios.
Yo creo que la mente de un niño recién nacido es lo más puro que hay en este mundo. Los bebés en ese momento son pura luz, pura energía, son/somos un milagro de la vida. No hay nada en su mente y poco a poco la llenamos de cosas útiles; apegos, rutinas que nos dan de pequeños para tener mayor autoestima y seguridad.... cuando somos mayores nos bombardean con que el apego es malo y que debemos ser capaces de romper las rutinas para evolucionar….
Es necesario desaprender lo que aprendimos de niños para ser adultos sanos y equilibrados pero al mismo tiempo debemos tener claro lo que hemos aprendido con los errores para no repetirlos… ¿complicado? Pues sí, pero ¿quién ha dicho que vivir sea sencillo?
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