La felicidad llega. Es un estado del
alma lleno de mariposas blancas revoloteando alrededor sin cesar. La sonrisa invade el
rostro, los muros desaparecen, se goza del presente, del Aquí y el Ahora sin
dejar de diseñar largos y alentadores sueños posibles. Es un estado permanente donde uno se siente
bien por el mero hecho de respirar y ver a los seres queridos vivir en paz.
La felicidad ha tocado suavemente a la puerta de
mi vida y está vez me he atrevido a dejarla entrar. No son
aspavientos sino conversaciones, no son
montañas rusas sino un frondoso campo verde sin límites alrededor, no son
carcajadas ruidosas sino sonrisas verdaderas. No es algo puntual sino global,
no depende de nada ni de nadie. Vive en mi interior y está vez le he permitido echar
raíces, florecer, iluminar mi vida con su frescura.
La felicidad es un estado del alma que
abre mis ojos a la vida, al agradecimiento, a sentirme dichosa por el mero
hecho de seguir existiendo a cada amanecer. Feliz Felicidad.