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22 de noviembre de 2012

Ohhhhh!!!!!



 ¿Qué prefieres el ohhhhhh que sorpresa!!! o todo lo que hay antes del ohhhhhh? Me encantan las sorpresas, me alegran, pienso que son una muestra de cariño hacía mi persona sea del nivel que sea. Pero una sorpresa dura un minuto, dos, cinco, luego se acaba, se desvanece y queda solo un recuerdo muy agradable al que recurrir en algún momento de un futuro próximo. ¿Pero que me dices del proceso? ¿De todo lo que hay antes del ohhhhh? Yo prefiero una y mil veces el antes al ohhhhhh.

Haciendo un símil. Supongamos que tú fueras un futuro padre, ¿qué prefieres? ¿El ohhhhh que saldría de tu boca cuando llegarás al hospital después de un largo viaje de 9 meses a Australia justo el día que naciera tu hijo y  la comadrona te mostrara el bebé todo limpio, con olor a colonia, vestido en tonos pastel y envuelto en un arrumaco super dulce o acompañar a la madre en el proceso;  ir al ginecólogo a ver las ecografías, ver crecer su barriga, notar que se mueve, estar en las horas antes del nacimiento y a ser posible entrar en el parto y ver al bebé tal cual llega al mundo con olor a vida?

Pues esa es la gran diferencia entre un ohhhhh  lleno de sorpresa y todo lo que hay antes de un ohhhhh. Esa es la diferencia entre ohhhhh que proyecto tan bonito, que producto tan acertado y todo lo que hay antes de ese ohhhhh efusivo;  las horas compartidas, ver un prototipo, redactar, rectificar, adaptarse al mercado, compartir una idea y verla crecer hasta el día que esa idea se convierta en algo tangible hasta conseguir llegar a nacer.