
La crisis actual es una realidad cada día más palpable en nuestra sociedad. Cada día se acerca más a mi círculo más cercano hasta llegar a rozarme a mí misma. No confío en los políticos, ni en estos ni en los otros ni en los de más allá. No confío en el subsidio del paro, ni en las subvenciones, ni en las ayudas sociales. Sólo creo en mi propio trabajo, en mi propia manera de actuar para salir adelante en un camino que cada vez deslumbro más oscuro. Pero antes de que todo se vuelva más cenizo prefiero salir a buscar más queso como en el mítico libro ¿Quién se ha llevado mi queso? de Johnson Spencer donde promueve la acción y el cambio antes de que todo se agote delante de nuestros propios ojos sin querer darnos cuenta de ello. Abro una nueva sección dónde simplemente pretendo compartir ideas anticrisis, crear flotadores donde cogernos si se tercia, cosas que me encuentro, que leo, que oigo para mover proyectos nuevos, para que las personas perdamos el miedo a ser emprendedores en este mundo donde sino nos aseguran el éxito no nos atrevemos a mover ni un solo dedo…¡Como si ser fijo en una empresa privada fuera garantía de algo hoy en día! Os invito a participar aportando ideas a cualquier nivel, tanto de financiación de proyectos como de experiencias propias como lo que se os ocurra relacionado con “Flotadores anticrisis” o “Ideas anticrisis” y así poder afrontar ideas nuevas y promoverlas activamente, personas normales con una vida normal. Hoy abro la sección con el Crowfunding
Crowdunding. Los nuevos mecenas del S.XXI

Ayudar a financiar algo cultural no es nuevo. A lo largo de la historia ha habido muchísimos mecenas. Basta con pensar en la construcción de catedrales como la emblemática Sagrada Familia, o monumentos y otras obras de arte pagadas por particulares, gremios o asociaciones. En la actualidad no podía faltar una financiación a través de la red, el crowfunding o financiación colectiva. Se trata de donaciones que hace una determinada comunidad con el objetivo de conseguir el dinero necesario para tirar adelante un proyecto creativo. Esas donaciones se vehiculan a través de una plataforma on line y, a cambio, quienes participan, esa especie de mecenas cibernéticos, reciben una serie de recompensas, que varían en función de las donaciones que realizan. El fenómeno del crowfunding viene de Estados Unidos y allí empezó con la plataforma Kickstarted hace cuatro años. En España apareció una platarforma parecida llamada Verkami a finales del 2010. Lo que resulta realmente nuevo del caso de crowfunding es que se trata de un fenómeno masivo y que el donante deja se ser un receptor de aquella obra para convertirse en parte activa. Porque no sólo se trata de dar dinero, sino que el mecenas también pude participar. Haciendo una donación viven una experiencia: se convierten en actores, en editores, en músicos, en artistas. Y con sus ayudas en el proceso colaboran para que el creador puedas seguir creando. Algo muy positivo es que es de Tú a Tú, el mecenas conoce, interacciona con la persona que tiene una idea de proyecto a través de la plataforma que les une. No tiene nada que ver con las donaciones a ONG’s donde uno no sabe a ciencia cierta a qué se va a destinar su dinero exactamente. En el crowfunding sabes a quién le das tu dinero, qué cara tiene, para qué lo quiere, cuál es su proyecto, cómo lo va a desarrollar, cuándo… Otro factor básico para que un proyecto triunfe a través del crowfunding son las recompensas. La gente, el mecenas, no gasta, sino que invierte. Cuando dona para una campaña de crowfunding, en realidad es como un prepago de un producto, puesto que luego obtiene la revista, el CD , el libro, la entrada para ver la obra, o lo que sea. El creador siempre recompensa al mecenas para agradecer su inversión y para fomentar la comunidad, porque, así, tal vez quiera volver a financiar nuevos proyectos. El crowfunding está resultando un flotador en tiempo de crisis. No está sujeto a ayudas o subvenciones. El único filtro es el público que los sigue.
¿Todo se puede financiar? Sería lo deseable, aunque en España no estamos acostumbrados a invertir en proyectos sociales, culturales, o de ciencia como ocurre en países como EEUU.
¿Cómo son las plataformas? Existen diversos tipos de plataformas. Todas suelen compartir similares características y funcionamiento. Hacen de puente entre el creador y el donante. El creador llega a ellas con una idea y estas ven si se ajusta o no a los criterios de la plataforma. Si se ajusta, publican el proyecto en la web y a partir de ahí establecen un periodo de tiempo para que lleguen las donaciones al 100% de la cantidad pedida por el creador. Si se acabado el plazo no se alcanza la cifra deseada, es decir no aparece el o los mecenas deseados y el creador no recibe nada, la plataforma se hace cargo de los gastos de gestión del banco generados. En cambio, si se alcanza la cantidad buscada, la plataforma se lleva un porcentaje entre un 5% y un 10%.
Ahora sólo cabe empezar a tener ideas y atreverse a compartirlas con otros a través de una plataforma, así tal vez un mecenas nos ayude a seguir y sino ocurre tampoco pasa nada, lo importante es moverse y empezar con ilusión cualquier proyecto nuevo.
Plataformas en España
Verkami.com
Lanzanos.com
Kiva.com
Flattr.com
Goteo.org
Fuentes.
Suplemento ES. La Vanguardia (6/08/2011)