Me
imagino que andar por el desierto, como hacían en otros tiempo, debe resultar extenuante, aunque dicen que ver
el cielo estrellado en una de esas noches, es divino. En un desierto de Egipto transcurre
esta historia.
A un monje que vivía en el desierto de Egipcio,
le atormentaban tantas y tantas tentaciones que, finalmente, decidió
abandonar a sus compañeros monjes y
marcharse a otra parte. Cuando estaba calzándose las sandalias para marcharse,
vio, cerca de donde él estaba, a otro monje que también estaba poniéndose las
sandalias.
"¿Quién eres tú?", preguntó al
desconocido.
"Soy
tu yo", fue la respuesta. "Si es por mi causa por lo que vas a
abandonar este lugar, debo hacerte saber que, vayas adonde vayas, yo iré
contigo".
Anthony
de Mello