Páginas

13 de julio de 2013

No lo sé


No lo sé” era una respuesta que la gente me daba hace unos meses y yo pensaba “¿cómo puede no saberlo?” y en ocasiones hasta lo verbalizaba en voz alta.

Con el tiempo, soy yo la que respondo “No lo sé” a preguntas que me hago a mí  misma o que me hace la gente, tanto da si son triviales o si son trascendentes. Aparece la no capacidad de elección, se aletargan las decisiones y la respuesta “No lo sé” es válida para cualquier pregunta. Cuando desaparece la vergüenza, cuando tanto da el que pensaran, cuando se prefiere ser ignorante a ser coherente un “No lo sé” cubre todos los frentes menos el orificio por donde se va desparramando el alma a base de “No lo sé” constantes.