Este fin de semana he visto una película en el cine ambientada mayoritariamente en Venecia ( The Tourist). Al ver esas imágenes he recordado la vez que vi Venecia con mis propios ojos. Tenía 22 años cuando nos fuimos una amiga y yo a recorrer Italia con la mochilla a cuestas, de albergues y con Interrail, uno de esos largos y plácidos veranos que me regalaba la vida de estudiante.
Llegamos a Venecia y simplemente me pareció decadente, triste, como si estuviera a punto de hundirse. Tal vez porque era verano, tal vez porque la marea estaba baja y las paredes se veían negras de lodo, tal vez el olor nauseabundo del agua estancada de los canales pero no me pareció para nada un lugar romántico y mucho menos digno de repetir destino en un futuro próximo o lejano. Pero este fin de semana, en la gran pantalla se veía un lugar precioso, limpio, inmaculado, propio de una escapada de fin de semana si se tercia y yo pensé: “o bien ha mejorado mucho con los años o bien el cine se encarga de hacer Photosop al uso hasta en los paisajes…”
Y apareció en mi mente una reflexión sobre los recuerdos que tenemos dentro de nuestra mente, sobre como somos capaces de idealizar o ridiculizar un recuerdo y me picó la curiosidad, ¿será Venecia ahora mismo como la recuerda mi mente o es realmente como la veo en esta película? ¿Igual mis recuerdos están distorsionados con el tiempo y en ese momento “grabé” en mi mente unas sensaciones que he magnificado sin llegar a ser realmente verídicas?
Recordé una entrevista de La Contra (15/01/2011) de La Vanguardia donde Pere Escupinyà decía que el cerebro es la estructura más compleja del universo porque hay cien mil millones de neuronas interconectadas, que el cerebro detesta la incertidumbre y que si los sentidos no le dan suficiente información, se la inventa, mezcla memorias reales con recuerdos imaginados para que las historias rememoradas sean pausibles. La duda tampoco le gusta a nuestro cerebro y se aferra a la realidad subjetiva que más le convenga.
Dejando las reflexiones al margen y siguiendo mi afición de quedarme con algo de cada lugar que visito o que alguien me explica que visita, de Venecia me quedo con el Puente de los Suspiros el cual debe su nombre a los suspiros de los prisioneros cuando cruzaban ese puente al saber que estaban perdiendo su libertad y veían por última vez el cielo y el mar. Ver ese trozo de cielo minúsculo me hizo imaginar la tristeza de esos prisioneros.
Ver el cielo en su totalidad es una bendición que pocas veces agradezco lo suficiente.
Ver el cielo en su totalidad es una bendición que pocas veces agradezco lo suficiente.
8 comentarios:
Muy profunda tu reflexión... y muy profunda la complejidad del cerebro humano. De mis escasos conocimientos del tema tengo entendido que cada recuerdo se reconstruye en el momento que lo traemos como una vivencia, por eso no a veces se viven diferente y creo que alli entran los sentimientos, porque estan unidos inseparablemente a la experiencia... Por otro lado esas cuestiones que planteas me han perseguido desde algun tiempo... saludos...
Es perfectamente posible que, según se vayan alejando nuestros recuerdos, distorsionemos cada vez más la realidad de ese recuerdo. Sobre todo si prima una sensación que tuvimos en ese momento concreto.
Yo no he estado aún en Venecia, aunque creo visitarla cada vez que veo "Muerte en Venecia", de Visconti. El ambiente que describe la película se parece mucho al que recuerdas tú del lugar. Por cierto, si no la conoces te la recomiendo ya de paso.
Ah, y yo tampoco cambio nada por ver el cielo en su totalidad.
A mí de lo que más intensamente me evoca recuerdos y momentos vividos es el olfato. Mira que mi paleta nasal es más bien reducida, pues siempre que identifico un aroma con un recuerdo se me pone la piel de gallina.
Mr.Dupin. Seguro que como estudiante de medicina nos puedes dar clases del funcionamiento del cerebro!! a mi me sigue maravillando cada vez que me paro a pensar que algo tan "perfecto" existe dentro de cada ser humano. Entender como funciona realmente es uno de mis retos.
Clementine. Gracias por recomendarme una película donde veré posiblemente la Venecia que yo recuerdo! El cielo en su totalidad un día claro, soleado no tiene precio y más días como hoy que en mi ciudad impera la niebla espesa y opaca pero a pesar de eso soy libre de mirar hacia arriba y comprobar su inmensidad.
Maeglin. En mi caso me pasa lo mismo, evoco momentos pasados a través de los sentidos y el que más me transporta a esos recuerdos es el olfato. El olor a lluvia, el olor a fuego de chimenea, el olor a chocolate caliente, a pan recién horneado, a ciudad, a campo, a bosque... los olores me llevan a momentos de mi infancia, de mi vida pasada.
Pues estáte atenta a mi Gran Pantalla, Layna, que en Marzo voy a dedicarle una entrada a "Muerte en Venecia". Verás como te convenzo del todo para que la veas.
PERDÓN POR LA LONGITUD DEL COMENTARIO, ESTO BIEN PODRIA SER UN POST, SALE DE VARIOS LIBROS QUE ME HAN ACOMPAÑADO POR LA CARRERA.
La sensación y percepción como base de la memoria son fenómenos complejos, y de tinte cuasi filosófico aunque hoy también se pueda ver con interés científico. Basta recordar a los empiristas...
El olfato, así como el gusto, es uno de los sentidos más primtivos y evocadores. Los aromas atraen o repelen, pero es raro que sean neutrales, y un simple olorcillo puede evocar recuerdos y vivencias pasadas, el motivo es simplemente anatómico... Lo vemos en "las magdalenas" de Proust(aca lo encontre http://www.elrincondebea.com/2007/10/las-madeleines-de-marcel-proust.html) que aparece en un epigrafe de uno de los libros mas completos de Neurobiologia que hay, el Kandel... Baudelaire se basa en esto en su poema Perfume Exotico.
"'La pregunta que quizá sea más enigmática de todas es si el cerebro es suficientemente poderoso como para resolver el problema de su propia creación' Gregor Eichele (1992) La construcción de un órgano que percibe, piensa, ama, odia, recuerda, cambia, se autoengaña, y coordina nuestros procesos corporales concientes e inconcientes, es sin lugar a dudas uno de los mayores enigmas del desarrollo." Biologia del desarrollo de Gilbert
Finalmente, a todos los que han participado, gracias por crear una cuestión tan motivante que me haya hecho indagar de esta forma en mis nublados recuerdos y desempolvar no tan viejos libros. Y eso que me han quedado otros!!!
Saludos.
Mi recuerdo de Venecia es similar al tuyo. Algunos canales olían realmente mal (y yo fui en Enero) y estaba todo sucio.
Me gustó ir y me gusto verlo, pero de ese viaje me quedo sin lugar a dudas con Florencia. Y sobre tu reflexión, creo que las situaciones y vivencias son las que aliñan los escenarios, los dulcifican, los amargan o simplemente los hacen insípidos. Y el recuerdo es simplemente un potenciador del sabor.
Clementine. ¿Ya tienes pensados los post hasta el mes de marzo? Uff eres realmente sorprendente!! . Espero con curiosidad leer tu post sobre esa película de” Muerte en Venecia” que me comentas. Tu escríbelo pero te aseguro que ya me has convencido ;-)
Mr.Dupin. Gracias por tu comentario tan detallado y extenso! que compartas tantas cosas en mi blog a raíz de este post me enorgullece. Me quedo con Gregor Eichele y esa pregunta enigmática "¿es el cerebro suficientemente poderoso como para resolver el problema de su propia creación?"... yo apuesto que sí.
Siempre que quieras puedes volver a comentar y a explayarte. Compartir conocimientos a cualquier nivel es algo que me entusiasma y que las demás personas lo hagan conmigo me encanta. Saludos
natsnoC. De mi viaje por Italia también me quedo con Florencia, es de las pocas cuidades que he "repetido visita" por el simple gusto de volver a pasearme por un lugar rebosante de arte en cualquier esquina.
Magnifica la frase" el recuerdo es simplemente un potenciador del sabor" … si algo en su momento era dulce, el recuerdo aún lo hará más dulce y si era amargo aún lo será más. No podría haber escogido mejor manera de expresarlo. Un saludo
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