Me encanta que
me hagan regalos inesperados, sorpresas agradables, detalles bonitos ¿A quién
no? Recientemente (y sin pedirlo !! ), en un comentario de mi post Caballo
desbocado, me han pasado un enlace de un cuento sufi realmente bonito. Sin esa
persona saberlo, me ha regalado un cuento para mi preciosa colección Viento
del este, viento del oeste. Cris Ham tiene un enriquecedor blog llamado Siguiendo a Hamelin que os
recomiendo sin lugar a dudas.
Hoy viajamos a un
remoto lugar de la antigua cultura árabe dónde.....
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una
casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la
labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado.
Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de
cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro
hombre diciéndole:
-Tu
caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te
avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El
hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó
algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los
que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No
solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás
vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El
hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Más
adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para
domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a
decirle:
-¡Qué
mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya
viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El
hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte Sólo Dios lo sabe.
Pasó
el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el
ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de
batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro
hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino
corrió diciendo:
-Se
llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota.
¡Qué buena suerte has tenido!
Otra
vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena
suerte o mala suerte Sólo Dios lo sabe.
5 comentarios:
Cuantos regalos envenenados y disfrazados de grandes oportunidades nos aguardan emboscados en la vida. Pero también cuantos caminos abiertos nuevos a raiz de lo que a priori no puede ser definido si no como un revés o mal trago. Vivir es jugar, esos sí que la musa te pille trabajando y así seguro que las cartas que te toquen en cada mano serán mucho mejores.
La suerte la crea uno mismo... esa suerte que va ligada al destino!! :)
La vida está llena de este tipo de cosas, aunque bien es cierto que a algunos les sonríe más la fortuna y a otros, en cambio, tienen que soportar los golpes de la mala suerte. Es la vida y lo importante es seguir en el camino, seguir jugando para probar fortuna.
Lo que a veces crees que es un golpe de buena suerte trae consecuencias nefastas y al contrario, hay que vivir los momentos según vienen y decidir el camino.
Besitos
Conocía el relato este, no sé si porque lo lei donde dices o en otro lado. Me cuesta mucho opinar sobre él porque en parte es cierto que a veces no hay mal que por bien no venga, pero lo veo algo tramposo, sin saber muy bien por qué.
¡aaargh otra vez a demostrar que no soy un robot! bip-bip-bip-bip
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