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17 de noviembre de 2011

Mapa del tesoro circular


Uno de los momentos mágicos del día es cuando leo un cuento a mis hijos antes de dormirse. Uno de sus predilectos trata de piratas donde el capitán, después de enfrentarse a todos los peligros habidos y por haber, consigue encontrar un preciado botín gracias a un misterioso mapa del tesoro lleno de peligros.

Nuestra mente es como un gran mapa del tesoro donde habitan luces y sombras, aquello que nos impulsa en la vida y aquello que actúa como un lastre  bloqueando el acceso a nuestras ilusiones y sueños. Este  mapa no es plano, sino más bien tiene forma de circunferencia sin principio ni fin. En dicha circunferencia coexisten dos grandes espacios; uno invisible a nuestros ojos y otro visible. El invisible o inconsciente está escrito con zumo de limón como lo antiguos documentos secretos cuyo mensaje solo conseguía hacerse visible al ponerlo junto al calor de una llama. El visible o consciente es donde almacenamos todo lo que sabemos y conocemos, nuestras experiencias e ideas. Con sólo esta parte consciente no somos capaces de solucionar problemas complejos. Para poder afrontar los desafíos que nos pone delante la vida, tenemos que tener coraje y recurrir a nuestra parte inconsciente, la parte oculta donde descubriremos el origen de nuestras conductas automáticas y nuestro verdadero potencial. El consciente seria como el capitán de un barco velero y el inconsciente, el viento que impulsa las velas. Es labor del capitán aprender a entender el viento y usarlo a su favor para surcar los mares.

Pero en ese mismo mapa también están ocultas a la vista, las grandes trampas de la vida que nos dificultaran enormemente la localización  del tesoro; son como los cantos de sirena que precipitaban los barcos contra las rocas. Las trampas consiguen alterar la percepción de lo que vemos y debemos ser capaces dejar de oír los bellos cantos de sirena, de taponar los oídos en forma de emociones que nos ayuden a encontrar nuestro auténtico tesoro interior que vive en forma de sabiduría, energía, creatividad, alegría y amor.

Cuando nos mostramos contentos porque algo nos ha salido bien, somos más amables y pacientes. Sencillamente vemos las cosas de forma diferente. Las cosas no cambian, somos nosotros que conseguimos verlas de manera distinta. Muchas veces lo más valioso está oculto a nuestros ojos.

7 comentarios:

Lorena dijo...

Hola! he llegado hasta aquí porque Sory te ha dedicado un post.
Que bonita reflexión, me quedo a seguirte.
BESITOs

http://notasenmicocina.blogspot.com/

Pepe Cahiers dijo...

Perfecta descripción de la complejidad de nuestros pensamientos, que, en ocasiones, parecen más complicados que manejar el Apolo XIII con las ventanillas bajadas.

Tío Eugenio dijo...

La eterna lucha entre lo racional y lo emocional. Decía el consejo que el lobo le regaló al Principito que "lo verdaderamente importante sólo se ve con el corazón, es invisible a los ojos".
Así nos pasa, que perdemos muchos tesoros que están a mano.
Ug

Layna dijo...

Lorena. Gracias por pasarte a leerme!!! me encanta que vengas a través del blog de Sory....síiiii me ha dedicado un post y un plato!!! es genial, realmente sorprendente. Pásate cuando gustes. Un beso

Pepe. Aiixxsss cuanta razón llevas pero espero que consigamos "manejarnos"a nosotros un día no muy lejano por imposible que parezca. Por cierto, la comparación del Apolo XIII la he dejado caer esta tarde en medio de una conversación y aún se rien ahora de la ocurrencia. Bueno, muy bueno lo de las "ventanillas bajadas" :-)

Tío Eugenio. Supongo que a base de práctica podemos equilibrar lo racional con lo emocional. Preciosa la frase del Principito...la mayoría de los tesoros no somos conscientes que existen, no los vemos ni teniéndolos a nuestro lado día a día.

Mariluz Piñeiro dijo...

Qué razón tienes, la manera de ver las cosas con calma y en la distancia hace que afrontemos la vida de diferente manera.Está en nuestra mano darle un enfoque positivo a los problemas, pero qué difícil resulta a veces...

Unknown dijo...

Este final de año el mapa de mi vida se ha empeñado en ponerme trampas y más trampas...pero no pienso sucumbir, seguiré buscando el camino y lo encontraré.

Besitos

Layna dijo...

Mary. Lo primero es saber que "podemos" y luego un paso detrás de otro y seguro que lo conseguimos

Sory.¿Trampas como cantos de sirena que te ocultan el camino? Ni caso, tu a mirar a lo lejos y dislumbrar el camino. Seguro que lo consigues!!Un beso