Con la punta de los dedos se puede tocar la niebla con la que hace 4 o 5 días amanezco. Una niebla tan densa y espesa que se podría cortar en pedacitos y jugar a construir formas graciosas con ella como si fuera plastilina. Una niebla que lo invade todo, que entristece el ánimo, no por lo que ella es sino por lo que no deja que aparezca, por lo que oculta detrás de su opacidad, ese radiante sol amarillo que seguro sigue brillando a poca distancia de aquí. Se echa de menos su calidez, su calor, su alegría amarilla. La niebla se cuela hasta la médula de los huesos y esa sensación de frío húmedo permanece en el rostro. Ando a tientas, guiada por la intuición pero con precaución porque no ver el camino a seguir me hace dudar, mis pasos son más cortos pero no menos firmes. Sigo mirando hacía la lejanía y no consigo deslumbrar nada más que la densa niebla pero sé que detrás está el sol, lejos en el firmamento sigue allí brillando. Ando con la certeza que tal vez mañana vuelva a sentirlo cerca y la niebla desaparezca por fin.
5 comentarios:
También cuando te adentras suavemente en la niebla subido en un tren, coche o autobus (ni te cuento si lo haces en avión) parece que has comenzado a soñar. Al menos a mí me pasa. Todo entre algodones y esa atmosfera fresca donde el sonido rebota mucho más vivo si puedes permitirte bajar la ventanilla del medio en el que viajas.
La niebla es como el zagüan de los sueños, la antesala de las imaginaciones conscientes en el mundo de los despiertos.
Recuerdos.
Piensa que tras la niebla siempre hay un cielo azul coronado por un sol brillante, basta con que soples con todas tus fuerzas para que esa niebla desaparezca
Maeglin. La niebla tiene ese toque de nostalgia, de romanticismo, de antesala de las imaginaciones ( como tu la nombras) cuando es algo puntual, buscado, escogido pero cuando es algo impuesto tanto a nivel real (atmosférico) como figurado (sensación interior) la niebla es francamente triste, desesperante y fría. Es como un juego a "tal vez mañana desaparezca" y a la mañana siguiente sigue sin desaparecer. Afortunadamente esta tarde se empieza a disipar la niebla atmosférica y en cuanto a la interior, a día de hoy, soy capaz de imaginar un maravilloso sol brillante aun que no lo vea.
Nicolás. Sabio consejo. Me encanta eso de "soplar con todas tus fuerzas para que desaparezca" me recuerda al momento que soplo las velas de la tarta de cumpleaños, cuando los deseos están por cumplir. Ciertamente la fuerza interior puede disipar la niebla más densa.
Conozco esa sensación, me es familiar aunque cada vez la niebla aparece menos en mi vida.
Me gusta la visión de Maeglin tan rómantica, es fantástica y la de Nicolas genial.
Dos coemntarios buenisimos
Un beso desde el otro lado de la niebla
Blog A. Celebro que la niebla aparezca cada vez menos en tu vida. Una cosa que aprende uno con la edad es a disipar "la niebla" más rapidamente, al menos a mi me pasa. Besos
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