La vida en el mundo occidental está llena de medidas preventivas que nos protegen de
cualquier mínimo grado de sufrimiento tanto físico como mental. Son medidas preventivas contra la
enfermedad, la desilusión, la tristeza, la soledad no deseada…
Mi vida está llena de medidas preventivas a todos los niveles. Tomo vitamina C en forma
de naranja o kiwi como medida preventiva al
resfriado. Tomo jalea real en otoño como medida
preventiva a la tristeza que se podría apoderar de mí al acortarse las
horas de luz solar. Pinto de colores mis días como medida preventiva al triste gris con el que a veces amanecen las
jornadas laborales. Recibo desde hace años un “servicio de cita célebre diaria”
de una web como medida preventiva a la desilusión que sentiría ante la remota
posibilidad de abrir el correo de buena mañana y no tener ningún mail esperando
ser leído. Lleno el día de actividades como medida
preventiva al posible aburrimiento dentro de la previsible vida normal…
Las medidas
preventivas las utilizo para no bajar la guardia, para poder seguir el
ritmo de la trepidante vida diaria no fuera que un leve contratiempo físico o
mental me obligara a ir a una velocidad menor a la que se da por sentado que
debo ir. Pero a pesar de todo llega un momento en que las medidas preventivas no sirven de nada, el resfriado acaba por
aparecer igualmente a pesar de la gran cantidad de vitamina C con la que
inundado mi cuerpo y la desilusión se
apodera igualmente de mi estado de ánimo por algún motivo que nada tiene que
ver con recibir o no una cita célebre a diario por mail.
Y la pregunta surge en mi mente, si soy consciente de
que no sirven de nada mis medidas
preventivas ¿Porqué las sigo utilizando día tras día, estación tras
estación? ¿Porqué no dejo de repetir como una letanía aquella frase de algún
Doctor mediático “más vale prevenir que curar”? si en definitiva la vida es
mucho más simple, sencilla, cómoda, fácil, espontánea sin medidas preventivas detrás de las que escudarse, sin prevenir algo
que tal vez no tiene ningún sentido prevenir porque tal vez nunca va a ocurrir.
Sí es cierto, pero mañana sé que seguiré
tomando mi dosis de vitamina C y seguiré leyendo mi frase célebre aleatoria. La vida está llena de contradicciones o tal
vez no.
6 comentarios:
Es cierto que la vida es mucho más sencilla de lo que creemos, pero yo creo que a lo mejor es que tus medidas preventivas ya no lo son, son parte de tu vida, una parte importante que asumes como propia y que forman un todo en tu día a día y sin el cual todo sería distinto.
Tal vez tengas razón y mis medidas preventivas ya no sean eso, sino que sean acciones que a base de repetirlas se han convertido en hábitos que ya forman parte de mi vida. Entonces la pregunta que me surge es otra ¿sería mi vida "distinta" más sencilla y feliz sin esos hábitos adquiridos?.. otro día lo pienso. Gracias por tu comentario tan alentador. Un beso
Como dicen en Jurasic Park "La vida se abre camino". No importa como electrifiques tus vallas la realidad siempre te superará y te dará un reto no previsto. Como imagino que sabes muchas de estas medidas son contraproducentes, de hecho el aumento de alergias infantiles e intolerancias digestivas son propiciadas por el exceso de higiene y celo de las madres en sus primeros meses de vida. No permiten que el sistema inmunologico llegue a desarrollarse gracais al exceso de ayudas que le dan en forma de farmacos "preventivos".
Pues si Maeglin, La vida se abre camino, siempre hay un nuevo reto que afrontar. Hasta hace poco pensaba que las medidas preventivas nos podían ayudar a afrontar mejor los retos por muy imprevistos que fueran. Ahora pienso que no, que nada ni nadie te pueden preparar o prevenir para vivir tu propia vida. Gracias por comentarme. Besos
Yo creo que las medidas preventivas de cada uno son esenciales porque van formando tu personalidad.
No sé si esto será una medida preventiva por mi parte pero yo, cuando tengo que hacer varias cosas en el día y unas son obligación tediosa y las otras puro placer, y no tan apremiante, hago primero las obligatorias y luego disfruto más de las que me gustan a las que, además, les puedo dedicar un tiempo más pausado porque ya tengo hechas las obligatorias. Y, mira, me funciona la mar de bien.
A lo mejor, si cambias tus medidas preventivas te cambias a ti misma. Y eso puede ser bueno o no. Si las cambias, que sea por convicción de que no se ajustan ya a tu forma de ver las cosas, porque en este caso sería una evolución para bien. Y eso sí es bueno.
Clementine. De nuevo coincido contigo, yo tambien hago primero la parte más tediosa de la lista...
A veces cambiando las medidas preventivas nos cambiamos a nosotros mismos o eso nos ayuda a cambiar. La vida es cambio, cambio constante y aferrarse a algo que no nos deja cambiar igual no es lo más adecuado. En fin, se trata de evolucionar y eso pasa por cambiar ¿verdad? Un beso
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