Leyendo el post de natsnoC donde comparte la lista de sus lecturas del 2011 pensé en la mía, que no he hecho, y en la lista de libros que habré leído al largo de mi vida, que tampoco he hecho. Pero así es la vida, no nos acordamos de todo lo que nos sucede, tan solo de lo que nos deja huella, lo que nos araña o acaricia pero no almacenamos aquello que nos deja indiferentes.
Leer es un acto solitario que se puede realizar en compañía pero prima hacerlo solo, sumergirse en sus páginas, bucear dentro de los protagonista, dejarse seducir por la cadencia de sus palabras, imaginar escenas, paisajes, situaciones, vivir otras vidas, entrar en la piel y la mente de otras personas en soledad. Me satisface que así sea mientras leo, pero una vez terminado un libro anhelo comentarlo con alguien que también lo haya leído. Que se dé esa circunstancia no es sencillo, cada cual escoge sus libros y tan solo la casualidad, tal vez inducida por las novedades editoriales que llenan los escaparates o por las críticas leídas en algún medio, posibilita este hecho. Comentar un libro una vez leído es poner la guinda al pastel y hacerle una foto para la prosperidad, es descubrir una vez más que las personas somos el resultado de una vida vivida y que un mismo texto cada cual lo interpreta o siente según sus propias vivencias o creencias. Ese deseo de compartir lecturas anidó en mí y como él que busca encuentra por casualidad o sin ella, me topé con el Club de Lectura de la biblioteca pública de mi cuidad.
El pasado mes de octubre empecé a formar parte de dicho Club. Nos reunimos el segundo sábado de cada mes unas 16 personas, más mayores que jóvenes y más mujeres que hombres. La conversación es moderada por una mujer que considero sabia tal vez gracias a su edad avanzada, a la gran cantidad de libros que ha leído o a la cultura adquirida a lo largo de su vida. Es agradable percibir como va desgranando los temas principales, los enlaza con temas actuales para acabar debatiendo sobre algo que ocurrió hace siglos o ayer mismo. Es sumamente enriquecedor. En muchas ocasiones casi no hablo, me limito a escuchar y descubrir miles de pequeños o grandes detalles que se me habían escapado durante la lectura. Al terminar la reunión siempre sonrío porque se ha producido un momento de conexión entre gente que no conozco de nada y que tal vez no vuelva a ver en mi vida.
Puestos a hablar de libros, os comento el primero que leímos en el club: El atentado de Yasmina Khadra.
Lo primero que me causó sorpresa fue que la autora no era tal, sino un pseudónimo de Mohammed Moulessehoul ex comandante del ejército argelino, que escribe bajo el nombre de mujer para poder así denunciar las injusticias que sufre su país. La segunda sorpresa fue que escribe en francés y actualmente en Francia.
La novela inicia su trama en Tel Aviv. Es hora punta y una mujer acciona los explosivos que oculta bajo sus ropas en un restaurante lleno de personas. Las víctimas empiezan a llegar al hospital. El doctor Amín Jaafari, un israelí de origen palestino, se pasa el día intentado salvar lo insalvable. Hasta que de repente el caos y la confusión dejan paso a la sorpresa y la amargura: entre los muertos se halla el cadáver destrozado de su mujer. Y, lo que es peor, todo apunta a que ella es la terrorista suicida. El mundo se derrumba en torno al doctor Amín. De médico modélico pasa a ser un sospechoso para sus compañeros, sus vecinos y la policía. Sumido en un profundo estado de ansiedad, necesita saber qué llevó a una mujer moderna, sin ataduras religiosas, integrada en la vida israelí, a inmolarse en ese atentado.
Es una reflexión sobre la convivencia entre culturas y pueblos, sobre la incidencia del integrismo islámico, del conflicto árabe-israelí, aunque también es una novela de engaños y desengaños, de ilusiones y decepciones, de amor y desamor.
El autor escribe en primer persona, detallando el viaje interior que el protagonista se ve obligado a realizar para poder entender quién era realmente su esposa, qué pensaba y qué la movió a hacer lo que hizo. Explica su vida en común, sentimientos, recuerdos junto con escenas que detallan el día a día de un país en conflicto. Es uno de esos libros que no habría leído sin que me lo hubieran sugerido en el club de lectura, pero que me gusta haberlo hecho porque ha abierto un poco más mi mente.
En el debate del grupo de lectura se habló del llamado Síndrome de Jerusalén. Desconocía el termino se dice que quien visita Jerusalén queda prendado por ese lugar, por todo el peso histórico que hay adherido a sus paredes y que se detecta con tan solo ver la ciudad a lo lejos. Para muchos cristianos peregrinar a Tierra Santa es una experiencia única. El Síndrome de Jerusalén es el nombre que dan los psiquiatras a un tipo de psicosis que afecta principalmente a los turistas de la ciudad santa y otros lugares sagrados en Israel. Anoté Jerusalén en mi lista de sitios a visitar.
10 comentarios:
Lo de los Clubs de Lectura me parece una idea excelente, muy americana (allí son muy dados a este tipo de cosas) pero excelente. Tomo nota del libro y espero que sigas compartiendo el resto.
Ya estoy de vuelta :-)
¡Qué interesante!, el club y el libro.
Saludos,
El Síndrome de Jerusalén , yo tampoco conocía el término.
Lo del club me parece estupendo y por lo que cuentas muy enriquecedor.
Besos
¡Me ha encantado lo del Club de Lectura! Espero que sigas compartiendo otroshallazgos literarios.
Por cierto Sory, voy pisándote los talones,;-D
Me encantan los Clubes de lectura, que de hecho, ya he realizado en mis ambientes más cercanos.
No conocía esa novela, pero lo importante de estos eventos no es tanto el libro...como charlar, debatir, y pasarlo bien. ¡Y se da con un buen libro, ya ni te cuento!
Con el cine es algo más habitual. Se acude en compañía y se transmite mucho más fácilmente. En cambio la lectura es como algo más íntimo, aunque eso del club de lectura es una magnífica ideal.
A mi también me encanta disfrutar de la lectura en solitario, y desde luego poder comentar después sobre un libro es algo muy importante. ¿Verdad, JLin? Yo lo de ir cada dos sábado a un sitio no sé si lo haría, pero lo del Club de Lectura no suena mal.
Ese libro lo tengo apuntado desde que lo comentaste en tu blog.
JLin. A veces los americanos también tienes buenas costumbres!! me alegra que estés de vuelta :-)
A-B-C. Un beso bonita!!
Sory. Se aprenden siempre cosas nuevas y más si se reunen gente con ganas de hablar. Besos
Samontracia. ¿Te ha gustado? pues sí, seguiré compartiendo libros.
Tirador. Recuerdo un precioso post en tu blog donde comentabas el club de lectura con tus hermanas y familiares...encantador de verdad. No creo que este club sea tan maravilloso pero a falta de pan buenas son tortas :-)
Sr. Cahiers. El cine es mucho más rápido y fácil ¿no crees?, en dos horas se puede tener la suficiente información para comentar luego tranquilamente. Un libro es más dilatado en el tiempo y eso requiere más constancia y complicidad. Las dos cosas están geniales aunque yo soy más de libros que de cine.
natsnoC. Seguro que los debates tête à tête que hacéis los dos delante de una cerveza no los iguala ningún club de lectura!!! envidia me daís!!
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