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30 de marzo de 2011

Perlas de sabiduría (22). Hazlo




“Cuando quieras hacer algo, hazlo.
No guardes hasta que las  circunstancias te parezcan favorables”
                                                               Rudyard Kipling

28 de marzo de 2011

La libertad


El cerebro me abruma por su complejidad. Tiene billones de células unidas por kilómetros  de fibras nerviosas que apenas sabemos como funcionan. Millones de neuronas unidas con miles de enlaces que arrojan millones de conexiones. Nuestro cerebro está trabajando continuamente. ¿A qué dedicará esa actividad tan frenética día y noche? Supongo que a mantener viva toda nuestra memoria, nuestra identidad, nuestro mundo interior.
Leo al famoso investigador y  neurólogo ruso Alexander Luria quién comenta que el cerebro no está hecho para respuestas mecánicas a estímulos externos sino para anticipar planes de acción desde dentro de nosotros mismos.
Me sorprende una de sus frases “Siempre creamos un modelo de futuro”. Creo que es así, los proyectos nos liberan de la pasividad. Debemos cautivarnos a nosotros mismos designando proyectos alentadores  a nuestro hambriento cerebro que consigan llenarnos de ilusión y con los que aprendamos a ser libres.
Luria también comenta “El niño aprende a obedecer las órdenes de su madre y después a darse órdenes a sí mismo. Y en eso consiste la libertad  Tal vez todo sea tan simple como ser capaz de darnos órdenes a nosotros, aprender a ser libres como una tarea más, obedeciendo primero para luego liberarnos de toda atadura y gozar con la libertad de seducirnos a nosotros mismos eternamente. 

Nota: Este post está inspirado en un artículo de La Vanguardía publicado por J.A. Marina  del pasado sábado 26 de marzo

27 de marzo de 2011

Perlas de sabiduría (21). Color vida





“Las circunstancias y situaciones dan color  a la vida
pero nuestra mente es la que decide cuál va a ser ese color”

                                                           John Homer Miller

25 de marzo de 2011

Mis dos mundos


Mi mundo real está formado por la unión de dos mundos perfectamente acoplados, el mundo físico y el mundo virtual. El mundo físico lo constituye el  día a día que vivo a través de los 5 sentidos: oído, olfato, gusto, tacto, vista. En el mundo físico tiendo a no  imaginarme  demasiadas cosas, lo vivo y lo proceso en el momento que lo estoy viviendo aunque a ratos reconozco que fantaseo, proyecto ilusiones en un futuro, no es la mayor parte del tiempo, en mi vida física vivo en carne y hueso la vida, me empapo de ella a través de los sentidos.  Mi otro mundo es el virtual que también forma parte de mi día a día pero de otra manera. En este mundo solo tengo el sentido de la vista para poder utilizar y por tanto la falta de los otros 4 sentidos  la sustituyo con grandes dosis de imaginación. Es un mundo impalpable pero que a veces me hace sentir mucho más que miles de momentos en el mundo físico.
Mi vida es la suma de esos dos mundos paralelos, enlazados, acoplados, amoldables unidos a través de  mi persona. No concibo mi vida sin una de esas dos partes. Necesito el mundo virtual para vivir a la vez que tampoco puedo estar todo el día dentro de un mundo virtual. Necesito el mundo físico para sentir pero tampoco siento todo lo que necesito solo en ese mundo. Tal vez porque recuerdo el mundo sin la magia de Internet y las limitaciones que tenía en ese momento mi vida, tal vez por eso creo que  lo valoro tanto, porque he vivido sin él. Es como los coches, no los valoro como mis padres o abuelos simplemente porque siempre ha habido un coche en mi vida. Las cosas se valoran más cuando una recuerda el momento que han aparecido en su vida. Si siempre han estado ahí se dan por obvias, por sabidas, por tenidas de por vida y deja de percibirse su magnitud.
Mi mundo virtual son los blogs, Internet, los e-mails y las personas que hay detrás de esos medios impalpables. Ese mundo llena mi curiosidad, abre nuevas ventanas a mi imaginativa mente, acelera mis procesos de aprendizaje, me ayuda a conocer otras formas de vida y por tanto a ser más plural.
Pienso que finalmente he conseguido el equilibrio entre estos dos maravillosos mundos que forman mi vida. A ratos hago vacaciones de mi vida física y me evado en mi mundo virtual, a veces desconecto de Internet para centrarme solo en las risas que oigo en mi vida palpable. Pero las dos cosas son necesarias ¿Por qué? Porque detrás de los dos mundos hay personas. En el virtual están los blogs y las personitas que estáis ahí hablando, explicando cosas, replicando, conversando, existiendo en definitiva. Y en el físico es obvio que  hay personas ya que la veo a diario. Las dos partes son  como el ying y el yang, como el sol y la luna, no son excluyentes, son complementarios.

23 de marzo de 2011

No gracias


No acostumbro a cambiar de peluquería, para ser exactos hace años que voy a la misma. Me peinan divinamente sin tener que recordarles cada vez que voy que es lo que quiero. Me pongo en sus manos y paso ahí sentada 2 horas de cuerpo presente y mente ausente. Me dedico a leer algún libro que tengo entre manos esos días o a pensar algún post y hacer anotaciones. En fin que es un tiempo para mi misma con mínimas interrupciones.
Justo al lado de mi peluquería acaban de inaugurar una nueva. Es una franquicia con nombre inglés, de esas que ganas en dinero lo que pierdes en tiempo, de esas que no dan horas previas sino que llegas, coges un numerito de papel, te sientas y esperas a que te toque el turno durante horas si es preciso a cambio de un precio muy por debajo del usual.
Me percaté de la nueva peluquería de camino a la mía. La miré con curiosidad pero ni por un momento me planteé entrar por muy ingles que fuera el nombre y económico el precio. Soy de las que piensan que mi tiempo es oro y estoy dispuesta a pagar un poco más a cambio de que me atiendan diligentemente.
Cuando entré en mi acostumbrada, cálida y conocida peluquería noté algo distinto en el ambiente. Me costó descubrir que era pero finalmente constaté que era el olor a café  que había en el aire. Un aroma que aplacaba el típico olor a tinte mezclado con el olor a laca, champú o suavizante. Su olor era el de una cafetería que sirve café recién hecho. Me atendió una chica nueva en prácticas que sustituía a mi peluquera habitual  que se ve que estaba disfrutando de sus vacaciones de invierno.
Una vez protegida por una bata negra satinada me dispuse a sentarme para gozar de mi esperado tiempo para mí mientras transformaban mi aspecto. Nada más sentarme me pregunta la chica nueva “¿Quiere un café, un cortado, un capuchino, un té?” a lo que respondí con un escueto “No gracias” pero al momento  apareció delante de mí  un café nespresso en un vasito pequeño de plástico blanco. Lo dejé en la repisa.  A partir de cierta hora del día no tomo café pero ella eso no lo sabía. Al momento me empezó a invadir con revistas y más revistas como si fuera un kiosco ambulante: Hola, Marie Claire, Lecturas, Elle, Vogue, Mía, Mente Sana… y un sinfín de títulos más “¿Quiere una revista? Son todas nuevas de esta semana” a lo que me contesté otro “No gracias” pero hizo oídos sordos a mi cortés repuesta y me dejó sobreélas rodillas 3 de esas revistas encima del libro que tenía previsto abrir para leer en ese momento y añadió  “mejor lea una revista que es más entretenido” y empezó a hacer maravillas con mi pelo mientras no dejaba de hablar y hablar de nada en concreto y de todo en general. Me abrumó, me estresó, me cansó hasta el punto que deseé que se callara por culpa de un dolor de garganta o algún mal menor que la obligara a cerrar su boca y así neutralizar el sonido de su voz que me impedía oír mis propios pensamientos. Mis 2 anheladas horas de tranquilidad, paz y sosiego se transformaron en 2 horas de agobio y mal estar.
En el momento de pagar el importe era de 1 € más de lo que normalmente acostumbro a abonar y yo ni corta ni perezosa pregunto “¿Y este euro de más?” a lo que me respondió  “¿en qué cafetería le sirven un café, le dejan leer una revista nueva, le dan conversación por solo 1 euro? ¿A qué es genial todo lo que se lleva puesto y disfrutado solo por 1 euro de más?  ¿Que día le vuelvo a reservar hora?” a lo que respondí “el  día que vuelva de vacaciones María me parecerá genial”
Igual era una estrategia de marketing para afianzar las clientas asiduas y  que no tuvieran la tentación de irse a probar fortuna a la recién inaugurada competencia,  tal vez todo era una iniciativa de la chica nueva en practicas pero a mi no me gustó dejar de tener mis 2 preciadas y esperadas horas libres. Además me cobraron 1 € de más por recibir algo que ni pedí ni agradecí.  Sin lugar a dudas me espero a que vuelva María, mi peluquera de siempre,  para ver si recibo el servicio de siempre al precio de siempre ¿sino que sentido tiene seguir yendo a la peluquería de siempre si dejan de tratarme como siempre? Ningún sentido, ninguno.

22 de marzo de 2011

Vidas enlazadas II




 Una Flor lila

Se terminaba por fin su jornada laboral. Estaba cansada, agotada, exhausta. Durante todo el día no habían dejado de llegar heridos. El pabellón estaba repleto de soldados maltrechos, todas la camas ocupadas, faltaban manos para cubrir todo el trabajo extra.  Anette se disponía a dejar atrás su doble turno en el hospital. El día había sido demasiado largo  y ya no resistía más ese ambiente donde el olor a sangre se mezclaba con el de la muerte y donde los gritos de dolor eran el único alivio al que podían recurrir aquellos jóvenes soldados. No soportaba verlos sufrir y no poder ofrecerles nada más que un apretón de manos para aliviarles. Aunque lo que realmente no podía soportar era imaginar que en algún otro hospital medio destruido como aquel,  Pierre podía estar agonizando de dolor igual que todos los soldados que ella intentaba curar en vano.
Miraba la puerta blanca al fondo del interminable pasillo por el que andaba como si fuera su salvación. Un pasillo lleno de camas improvisadas en cada rincón. Solo deseaba llegar allí, al final del pasillo, pasar esa puerta y salir momentáneamente del dolor ajeno para poder sumergirse en el dolor de su ausencia.  Cogió la chaqueta de punto  y se lo puso encima del uniforme que ya no era blanco como a primera hora de la mañana. Buscó a tientas un pañuelo en su bolsillo pero en lugar de notar la tela fría del algodón palpó algo cálido, suave, delicado… lo sacó con cuidado y allí estaba la flor más hermosa que nunca había visto en su vida. Una flor silvestre de las que crecen en los campos como los que había junto a la entrada del hospital.  Una flor lila parecida a una margarita pequeña y delicada. Los ojos se le llenaron de lágrimas que se deslizaron lentamente, en silencio, por su rostro agotado. Pierre seguía respirando, estaba cerca, nadie más que él sabía el significado que tenía para ella esa preciosa flor. A su memoria acudieron imagines de una tarde de risas compartidas, corriendo como niños en un campo verde lleno de flores silvestres iguales a la que ahora tenía entre las manos. Él la atrapó derribándola entre sonrisas mientras le colocaba una de aquellas florecillas  lila entre su largo y oscuro cabello.
Sonrió. Por fin una señal de que él seguía respirando, de que seguía formando parte de este mundo. Solo necesitaba eso, nada más que eso. Comprobar que vivía, que seguía viendo el sol cada amanecer y la luna cada anochecer. Con  eso tenía suficiente. Por fin su ángel de la guarda le había hecho un guiño para que volviera a creer que todo era posible. Cogió  la flor entre sus manos, aspiró el delicado perfume y la guardó de nuevo en su bolsillo imaginando como había llegado hasta allí.


20 de marzo de 2011

Perlas de sabiduría (20). Mariposa


"La felicidad es una mariposa que no se deja atrapar, 
pero si te sientas tranquilamente,
puede que se pose en tu mano"
                                                      Nathaniel Hawthorne

16 de marzo de 2011

Donde el corazón nos lleve


Me gusta leer Biografías de gente relevante de cualquier época de la historia. Sus vidas, sus hazañas, sus logros, sus fracasos reiterados seguidos de sus éxitos puntuales me inspiran, me motivan, me ayudan a pensar que si ellos lo han conseguido  yo también puedo, a menor escala, pero seguro que también puedo llegar donde me proponga. La mayoría de personas de las que leo su vida, las intuyo felices, satisfechas, como si hubieran sido capaces de encontrar el camino a seguir, su misión en esta vida.  Saber para que hemos nacido, saber cual es la misión de uno, sentirse fluir con lo que se hace, ser capaces de hacer de nuestro trabajo diario un hobby o de nuestro hobby un trabajo renumerado, es algo que cada cual debería descubrir dentro de su propia vida.  Leyendo sobre Steve Jobs, encuentro su famoso discurso de graduación en la Universidad de Stanford que pronunció en junio del 2005 y del que extraigo:
 “A veces,  la vida  te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para la gente que queréis. El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os conforméis. Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado. “
Y tal vez todo sea tan sencillo como ir  donde el corazón nos lleve, hacer lo que nos gusta, lo que nos alegra, lo que nos hace felices y así encontrar esa manera de llenar la vida solo con cosas geniales que a la vez nos aporten un beneficio económico suficiente como para vivir sin preocuparnos por ese detalle material que es Don Dinero. Y que ese Señor  se convierta en un detalle ínfimo, un añadido, un extra dentro de un día a día donde cada cual consiga  fluir en todos los aspectos porque sabrá, finalmente, cual es su misión en esta vida.

14 de marzo de 2011

Dichosos móviles


¡Que silenciosa era la vida cuando no había móviles! Y es que desde que todo el mundo tiene móvil tener un momento de silencio es francamente difícil.
Se oyen musiquitas a todas horas mientras una va andando por la calle. Al  cabo de pocos  segundos se paran para dar paso a  una conversación personal y privada que ni me va ni  me viene. La gente sigue andando mientras habla, grita, gesticula, discute, hace las paces,  dice te quiero al aire, llora, ríe… pero en ese caso es soportable porque puedo escoger seguir escuchando o no, con cambiar de acera lo soluciono. Lo realmente horroroso es cuando una entra en el autobús y suena el móvil de la señora que está  al lado y me entero de lo que va a comprar, de donde venden las naranjas más baratas, que  los huevos rellenos de atún que hizo ayer a su marido le salieron bonísimos tal y como su  vecina le había contado. Suerte que el trayecto es corto y en 10 minutos  me libro de esa conversación. Peor es ir en el tren, estar sentada leyendo el periódico y que suene el teléfono del señor que tengo a mi lado. Me entero de todos los problemas de su oficina, oigo los gritos que da  a su supuesta secretaria por alguna negligencia y durante largos minutos no hago más que  desear SILENCIO  en silencio. ¿Dónde están los vagones silenciosos como en Suiza, de hace años,  donde una subía y nada se oía más que el silencio? Seguro que aquí los hay en alguna parte pero mira por donde yo no me he topado con ellos. Y es que al cabo del día ¡no llego a oír ni mis propios pensamientos!, solo hago que escuchar las vidas de personas desconocidas…
Si me quedo todo el día en la oficina la cosa no mejora. Cada hora, minuto arriba minuto abajo, oigo como mi compañera de trabajo que se pone en la zona de la máquina del café para llamar a su recién estrenado amor y endulza el café con palabras azucaradas, ¿Pero es necesario tanto? ¡Que estamos en el trabajo y uno debe aprender a “pasar las horas” sin oír al ser amado cada dos por tres! La pobre chica se debía pensar que no se la oye (aun que la zona del café es diáfana y sin paredes en medio de un pasillo concurrido) pero se la oye, mira si se la oye que la jefa el otro día nos envió un e-mail diciendo que teníamos que limitar el uso de los móviles personales a casos realmente urgentes. Aquí se tendría que detallar “urgentes” porque para mi compañera es una urgencia, una necesidad oír un te quiero cada hora.
Pero el caso más extremo para mí fue cuando en medio de una entrevista de trabajo que estaba realizando, al candidato le suena el móvil con una música moderna,  lo coge, mira la pantalla y ahora es cuando yo pensé “ no pasa nada, ahora lo silencia “ pero no, el señor descuelga mientras me dice “perdona, solo es un momento” y se pone a discutir con su ex mujer delante de mí sobre quien tiene que quedarse al niño ese fin de semana pues se ve que nadie lo quería ya que los dos tenían planes y el niño molestaba.  Aguanté esa conversación fuera de tono y de lugar por simple educación. Cuando colgó el dichoso móvil,   no le di opción, me levanté, le di las gracias y un adiós que no fue ni educado. Y es que a mí no me importa lo más mínimo la vida personal de las personas y menos en el momento que estoy decidiendo si les voy a dar un trabajo o no. ¿Pero es que la gente no es conciente de que mientras habla con ese aparatito la conversación se oye?, ¿Que las demás personas aun deseándolo no podemos cerrar las orejas como si fueran ojos? En 2 minutos supe todo lo que necesitaba saber. En ese caso se lo debo al móvil porque durante la entrevista se me habían pasado cosas por alto, mira por donde.
Silencio, silencio para oírme a mi misma sin tener que ponerme la música del Ipod que neutralice las conversaciones ajenas, eso es lo que me gustaría. ¿Educación? Igual si, igual pasa por la educación pero de momento me entero de un montón de cosas sin desearlo.

12 de marzo de 2011

Aung San Suu Kyi


Hay personas en este mundo que trascienden. Una de ellas es Aung San Suu Kyi, un icono viviente de la vía de la no violencia hacía la democracia en Birmania, Premio Nobel de la Paz en 1991. En los últimos 21 años se ha pasado 15 bajo arresto domiciliario. Finalmente el pasado noviembre fue liberada.
Esta delicada pero fuerte mujer me recuerda a una pyut-taing-htaung , esa muñeca tradicional birmana con forma de huevo que, por mucho que lances al suelo, siempre acaba de pie. Incluso aislada, su prestigio no ha dejado de crecer. El dictador birmano Than Shwe no puede tolerar que mencionen su nombre delante de él. Supongo que se debe a que  su nombre simboliza la esperanza de su pueblo. Cuando Aung San habla, los comentarios  que realiza hacía los que la han tenido encerrada siempre son en busca del diálogo, del acercamiento, nunca con reproche.
En una reciente entrevista comenta sobre su querido  pueblo birmano “Espero ser capaz de ayudar al pueblo birmano a tener más confianza en sí mismo. No quiero que dependan de mí. Quiero que dependan de ellos mismos.  Si puedo ayudarlos a tener mayor confianza en ellos mismos, creo que entonces estaré satisfecha. Quiero que el pueblo birmano tenga la libertad, la seguridad y la oportunidad de intentar mejorar sus vida, que aprenda a cuidarse y levantarse sin tener que depender de nadie” Delante de la pregunta de si en estos años ha tenido algún momento de debilidad, ganas de abandonar y exiliarse comenta “Nunca he considerado todo lo que he hecho como un sacrificio, porque fue una elección que hice. Escogí hacer lo que estoy haciendo. Por supuesto que añoro mucho a mis hijos y me gustaría estar más cerca de ellos, pero cuando lo comparo con las vidas de muchos presos políticos, veo que estoy mucho mejor….No tengo nada de que quejarme. No creo que tenga derecho a decir que he hecho muchos sacrificios cuado hay tanta gente que ha sufrido mucho más que yo o mi familia”  Su opinión sobe el budismo pasa por comentar  que le ha ayudado de muchas maneras, “Particularmente, a desarrollar un sentido de conciencia, y eso es muy importante en la política y en la vida. He tenido mucho tiempo para la meditación durante mis años de arresto domiciliario. La meditación te enseña lo difícil que es controlar tu propia mente y tus propios pensamientos, y aprendes cuán necesario es mantener tu vida bajo control. Mi vida no es nada normal. Pero lo importante es que yo la controle pase lo que pase. No se puede controlar todo lo que te pasa, pero sí tus respuestas.  Cuando le preguntan sobre el miedo su respuesta es ejemplar “El miedo es una cosa terrible. Corroe tu vida. El miedo aparta de ella lo que le da sentido. Cuanto más vives con miedo, más pierde valor tu vida. Todos tenemos que aprender a superar nuestros miedos. No estoy diciendo que tengamos que eliminarlos de nuestra vida. Los seres humanos somos susceptible al miedo. La cuestión es no permitir que el miedo controle nuestra vida. Si lo más importante es controlar nuestra respuesta a lo que nos pasa, no hay que permitir que el miedo sea nuestra respuesta”
Es una mujer que antepone sus ideales a su propia felicidad. Una mujer que trasciende, que evoca paz, calma y fortaleza sin fin. Una mujer que nos habla de la importancia de depender única y exclusivamente de uno mismo. Nos enseña lo inútil que es quejarse y nos recuerda que debemos ser consecuentes con nuestras elecciones.  Alaba la meditación porque gracias a ella podremos dirigir nuestra mente acallándola. Comenta que no se puede vivir con miedo, que nadie puede controlar nuestras vida y el miedo tampoco. Nos encontramos delante de una mujer inmensa de quien no puedo sentir más que admiración.

9 de marzo de 2011

Perlas de sabiduría (19). Ser






“El pájaro quisiera ser nube. La nube, pájaro”
                                                      
                                                              Rabindranath Tagore


8 de marzo de 2011

Expectativas


En la presentación de cualquier curso de formación del nivel que sea, usualmente, el profesor acostumbra a pedir a los asistentes que se presenten y expongan cuales son sus expectativas del curso que está a punto de iniciarse.
Hace tiempo  asistí a un curso de Inteligencia Emocional y como era previsible apareció la pregunta sobre las expectativas. Todos escribimos obedientemente en un papel en blanco lo que esperábamos obtener de ese curso. El profesor puso una papelera en medio de la sala y nos invitó amablemente a que tiráramos nuestras expectativas a la basura.  Mientras lo hacíamos iba hablando en voz alta y diciendo que lo único que nos podía garantizar en ese momento es que  íbamos a vivir  algo distinto a lo que esperábamos. Nos invitó a iniciar el  curso intentando ser libres de deseos, expectativas o prejuicios porque según él era necesario que nos permitiéramos descubrir la experiencia sobre la marcha, sin forzar la realidad, de modo que todo aconteciera con fluidez. No se trataba de olvidar las expectativas, solo se trataba de dejarlas en segundo plano siendo conscientes de ellas pero sin dejar que ellas fueran las protagonistas de la historia que estaba a punto de empezar.
Extrapolando esta anécdota a la vida diaria,  constato que a menudo  creamos altas expectativas idealizando los  momentos que están por llegar. Situaciones que vivimos ideales en la mente se vuelven normales en el instante que las vivimos y justo entonces notamos que las expectativas caen en picado y aparece la decepción. Igual la solución pasa por aprender  a no tener expectativas, a no esperar situaciones ideales, a esperar solamente lo que ocurre y así la decepción desaparece como por arte de magia simplemente porque la expectativa no ha tenido cabida. Pero  ¿Se puede vivir sin expectativas? Ese sería el camino fácil, el sencillo, el de no tener sueños, ni ideales, el de conformarse con lo que hay. O tal vez la solución esté en aprender a soñar sin esperar grandes cosas y ser capaces de dejarnos sorprender por los acontecimientos durante el camino.

6 de marzo de 2011

Perlas de sabiduría (18). Zapatillas






“Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra”

                                                          Anthony de Mello

3 de marzo de 2011

6 palabras



Dicen que Ernest Hemingway fue retado a escribir un relato en seis palabras y en ese momento él escribió: “En venta: zapatos bebé, nunca nació”
Cuando el otro día leí por primera vez este relato de 6 palabras me estremecí literalmente. Nunca en 6 palabras había encontrado un relato tan largo, denso, lleno de significado, de pena, de angustia, de tristeza. En esas 6 palabras veo a una futura mamá comprando unos zapatitos diminutos con la ilusión de ponérselos a su futuro bebé aun no nato. Veo al no padre poner un anuncio en el periódico para vender esos zapatos pequeños que de momento no tienen dueño y que solo consiguen entristecer más y más a la no mamá. Y sé que es el no padre quién pondría el anuncio en el periódico porque la no madre nunca podría vender esos zapatitos diminutos simplemente porque eso quería decir desprenderse de la ilusión de poder ponérselos, en un futuro próximo, a otro bebé sí nacido. La no mamá igual los guardaría en una cajita en el fondo del armario para que dejaran de llenársele los ojos de lágrimas cada vez que lo mirase sin querer, pero nunca los intentaría vender, eso seguro.
A parte de esta reflexión en voz alta, se conoce que una revista estadounidense Smith Magazine  ha popularizado los relatos de 6 palabras. En concreto se trata de resumir el día en 6 palabras o explicar un recuerdo en 6 palabras. Me ha gustado el reto de explicar tanto con tan poco.


2 de marzo de 2011

Mapas





Desde que era una niña que me encantan los mapas. Imaginar la vida de las personas que  vivían en lugares remotos era mi mayor afición. En la adolescencia plantifiqué un enorme mapamundi en una pared de mi habitación y marcaba con alfileres de colores lo sitios que algún día soñaba con  visitar. Hoy en día con Google todo es más sencillo pero sigo teniendo un mapamundi colgado en una pared por donde paseo mis dedos de tanto en tanto imaginando vidas lejanas y cercanas.
Los mapas me sitúan, me ubican, me centran, me ayudan a marcar distancias, a estableces límites. Hay días que cuando de buena mañana leo el periódico me pregunto ¿Dónde estamos? porque el orden mundial ha variado tanto en tan poco tiempo que me descoloco. Si tuviera un atlas abierto por la hoja de Europa y el norte de África, la pregunta sería exactamente esa ¿Dónde estamos? Arriba la reorganización de Europa alrededor de la fortaleza industrial alemana y la empresa pública francesa. Abajo el incendio de la media luna. Confusión. El exceso de información nos obliga a saltar aceleradamente de noticia en noticia. Aún no hemos acabado de  digerir la primera ya estamos oyendo, leyendo o viendo la tercera saltándonos  entremedio  la segunda.
Llega un momento que ni el mejor mapamundi me ayuda a ubicarme, llega un momento que ya no sé donde termina un país y empieza otro, llega un momento que el orden mundial se mezcla tanto que empieza a jugar a la ruleta rusa y una se levanta por la mañana preguntándose ¿Dónde estamos hoy? ¿En el mismo sitio que ayer  o tal vez  durante la noche ha cambiado el mundo su ubicación tal y como yo lo tengo en mi mente? Añoro la seguridad de un mapamundi de hace 20 años cuando todo seguía igual hasta que volvían a editar otro mapamundi más actualizado. Ahora con Internet al minuto puedo ver la ciudad, las calles, hasta las caras de la gente de ese alfiler que puse un día en ese país. La magia se pierde, la curiosidad se sacia al instante. Cada día es más difícil tener nuevas ilusiones cuando el espacio dejado para la imaginación es cada vez menor. Con Google ya no imagino países, fronteras o vidas, las veo a golpe de ratón. ¿Mejor o peor? Simplemente distinto.

1 de marzo de 2011

Buenos y malos momentos



La vida nos sonríe a veces y otras nos hace llorar. Las dos cosas son correctas y me cuesta determinar si la vida cuida mejor de nosotros cuando nos complace o cuando nos despedaza. Nunca se sabe bien si avanzamos en los momentos buenos o en los malos, cuando ganamos o cuando perdemos.
En los momentos buenos fluimos con mayor facilidad, nos sentimos livianos, sonreímos a la vida, no nos cuesta nada ilusionarnos. En esos momentos parece que se para el mundo, que todo está permitido, son como unas eternas vacaciones con fecha de caducidad inminente. Pero esos momentos dulces también nos ayudan a avanzar, a tener una mejor autoestima, a saber que podemos sentir, a notar que seguimos vivos.
En los momento malos nos cuesta más fluir, nos tenemos que obligar a seguir andando, a poner un pie delante de otro, los días se hacen duros y pesados pero a base de constancia y perseverancia seguimos adelante porque no hay otra salida que la de avanzar por el camino de la vida.
Oigo decir que los malos momentos curten, que los malos momentos  hacen crecer, hacen evolucionar. De los buenos momentos no oigo hablar, ¡como si ser feliz no nos aportara nada! ¡como si ser feliz no nos ayudara a seguir adelante! Evidentemente como todo en la vida, en el equilibrio entre las dos partes está la clave porque uno no puede avanzar viviendo siempre momentos buenos ni viviendo siempre momentos malos pero “puestos a escoger”,  como dice Serrat,  yo prefiero los buenos que me ayuden a evolucionar tanto o mejor que un montón de malos momentos.