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27 de octubre de 2010

La mente. Director de orquestra


Hace unos días leí en La Contra de La Vanguardia una entrevista al neurólogo portugués Antonio Damasco y nos comenta que cualquier ser vivo, ya desde el primer microbio, responde a los cambios del entorno adaptándose.
Nuestro cerebro es del resultado de millones de años de adaptación. ¿Cómo nos adaptamos? Los sentidos proporcionan información a nuestro cerebro y este elabora y reelabora a cada instante mapas visuales, auditivos, táctiles de nosotros y del entorno para finalmente aparecer la mente. Es como si dentro de nuestro cerebro habitara una orquestra cuyos instrumentos son las percepciones, las ideas, los sentimientos cambiantes y el director de esta orquestra es la mente, la conciencia, la memoria subjetiva. Y así con la musicalidad del entorno evolucionamos como respuesta a los desafíos del medio pero no sólo eso, somos capaces de anticiparnos a los cambios y a las exigencias del medio.
Por ejemplo,  si entra un león en la habitación donde estamos, percibimos el peligro como una base material, como un proceso bioquímico que ocurre en el cuerpo y entonces lo transformamos en emoción (miedo en este caso) y luego en sentimientos. La mente nos prepara para huir.
Por otro lado para evolucionar, para adaptarnos,  nos apoyamos en el vínculo del amor. Sin ese vínculo nuestra especie no habría llegado hasta aquí pero esa fortaleza que nos hace evolucionar también nos hace débiles cuando se rompe el vínculo. Los humanos, en definitiva, buscamos un equilibrio social que mejore la especie, un adaptarse al medio.
Todo parte del mismo principio: autorregularse, tener conciencia para encontrar un equilibrio que mejore la adaptación, de la especie y sus individuos, al entorno. Con nuestro cerebro podemos vencer a la naturaleza y superarnos a nosotros mismo.
Damasco demuestra científicamente nuestra capacidad evolutiva y concluye la entrevista con unas palabras del poeta Eliot: “El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que podría haber llegado a ser y lo que ha sido, apuntan a un fin, que es siempre el presente”.

Podemos encontrar la eternidad en un infinito presente.
Antonio Damasco

26 de octubre de 2010

Tiempo para pensar

Un viejo indio estaba hablando con su nieto y le decía:

"Me siento como si tuviera dos lobos peleando en mi corazón. Uno de los dos es un lobo enojado, violento y vengador. El otro está lleno de amor y compasión."

El nieto preguntó:

"Abuelo, ¿dime cual de los dos lobos ganará la pelea en tu corazón?"

El abuelo contestó:

"Aquel que yo alimente."

 

24 de octubre de 2010

Starbucks. Transformar lo ordinario en extraordinario


Soy dada al análisis. Disfruto observando y analizando  cómo o porqué  se han producido ciertas cosas.  Analizar el éxito tanto en personajes relevantes actuales o de otra  época, en empresas y cosas en general siempre me aporta un punto de reflexión. Leyendo a Petrarca en su interesante blog, encontré una entrada que hacía alusión a Starbucks y me animé a abrir una nueva sección dedicada al éxito.
Starbucks es una compañía internacional dedicada a la compra, tostado  y comercio del café. Además  vende café expresso y destilado, bebidas frías, tés, accesorios y otros productos alimenticios a través de su cadena de locales distribuidos en 34 paises. La empresa abrió su primer local en 1971 en Seattle, EEUU.  
Entrar en uno de sus locales no es simplemente ir a tomar un café, es sumergirse en la experiencia Starbucks. Su filosofía o misión de empresa  es  “Inspirar y alimentar el espíritu humano persona a persona, taza a taza y comunidad a comunidad”  Su éxito viene precisamente de haber combinado su vertiginosa expansión con la sensación de personalización. 
Sus inicios se remontan a cuando Howard Schultz trabajaba en una tienda moliendo y empaquetando café, llamada Starbucks. Tras un viaje a Italia, donde beber café es casi un ritual, propouso a sus jefes un cambio de negocio basado en vender café. Ellos se negaron y Schultz fundó su propia compañía. Il Gironale. Dos años después, compraría Starbucks. Durante los 90 se expandió  por los EEUU y actualmente es la compañía de café lider a nivel mundil. El secreto de Schultz fue apostar por una visión diferente en la que el cliente es el centro de la filosofía de la empresa “ Encontrarás más que el mejor café cuando visites Starbucks, verás personas que da gusto conocer, música de primera y un lugar confortable para encontrarse con alguien”
La propuesta de Starbucks no es sólo vender café, sino hacer sentir a la gente que se ofrecen las condiciones ideales para sentirse lo más a gusto posible: un café sabroso, sofás cómodos, ambiente relajado y acogedor, buena decoración, buena música y gente agradable; además, una amplia oferta y múltiples opciones para que se escoja y personalice el café exactamente como a uno le apetezca (hasta escriben tu nombre en el vaso). La experiencia sensorial que un local de Starbucks ofrece está cuidada al máximo detalle, constituyendo un poderoso atributo emocional para con el cliente. 
Pero la actual crisis económica afecta a todas las empresas, a Starbucks también.  En 2007, la compañía advirtió un descenso del 1% en sus ventas y se empezó a sentir cierto clima de alarma. Starbucks cayó en bolsa y lanzó su primera campaña de publicidad en TV. Se volvió a los orígenes,  pidieron opinión al Schultz , aunque ya no estaba en activo, y concluyó que para maximizar los beneficios, se había desvirtuado la filosofía de la empresa: ¡la experiencia Starbucks se diluía! Se había cambiado el método manual de preparar el café por máquinas automáticas; se habían utilizado envases asépticos para el café (el local ya no olía a café!) y se había descuidado el diseño de los locales. Schultz tomó medidas: cerrar todos los locales poco rentables y reconducir el resto, de forma que la experiencia siga constituyendo un valor diferencial tan importante que justifique los elevados precios del café Starbucks.
Pero en definitiva ¿qué me hace empujar la puerta de Starbucks y no de otra cafetería? La experiencia sensorial que siento cada vez que estoy allí cuando  se activan mis cinco sentidos a la vez.  Pero sobretodo  porque me hacen sentir especial con tal sólo escribir mi nombre en un vaso de cartón. Aunque tal vez mitifico Starbucks básicamente porque en mi ciudad no hay ninguno y siempre que he tomado uno de sus deliciosos cafés estaba sumergida en “mirar la vida como un turista” y todos sabemos que cuando eso ocurre se pierde la perspectiva de la vida cotidiana.



22 de octubre de 2010

Momentos dentro de momentos


Hace un tiempo leí un artículo de Maruja Torres en el Pais Semanal  el cual releo de tanto en tanto. Lo escribe a dos días de su 67 cumpleaños y comenta :

"¿Cómo puedo haber llegado hasta aquí? Momento a momento. Porque, en definitiva, miras atrás y ¿qué queda? Momentos. Momentos hechos de momentos dentro de momentos. Momentos para saltar de uno a otro y avanzar en la vida, para llegar al de hoy, a este momento, el mío, el de ustedes, sin amargura y sin rencores, todavía con la luz de los momentos anteriores alumbrándome……….De modo que los recojo para saber por qué he llegado hasta aquí y a qué y a quién debo dar las gracias, y esos momentos se acumulan en mi regazo y acarician mi corazón..………Así vemos desde la vejez las cúspides que dieron sentido a nuestras vidas. No son de oro y piedras preciosas, sino de algo infinitamente mejor. Son de tiempo. Del tiempo que usamos bien y en que fuimos bien usados. Tiempo breve, fugaz, tiempo deslumbrante de lucidez, belleza y felicidad”

Poder llegar a la vejez con la sensación de haber pasado la vida saltando de momento en momento como de oca a oca y tiro porque me toca. Saber que, para que eso ocurra, ahora es tiempo de construir esos momentos, de elaborarlos, de vivirlos y así,  estos momentos de la vida presente, podrán acunar nuestra alma en la vejez. La vida es tiempo, cápsulas de tiempo en porciones pequeñas que llamamos momentos. Mi pregunta persiste ¿Estos momentos tienen que ser vividos o sirve con solo imaginarlos?  

19 de octubre de 2010

Viaje sucedáneo a Tokio. Paraguas transparentes


Viajar se puede viajar de muchas maneras. La mejor es, sin lugar a dudas, viviendo la experiencia dentro de la propia piel. En ocasiones los viajes son más puntuales que frecuentes y para calmar mi sed  viajera me guardo un as en la manga: mis  viajes sucedáneos,  son aquellos que realizo a través de los ojos  y experiencias de otras personas.
Colecciono postales. La única condición es que sean postales con la  imagen de un paisaje, no importa si el lugar es cercano o lejano, solo importa que tengan una imagen de ese lugar desconocido para mis ojos. Cuando un amigo, familiar o compañero de trabajo emprende un viaje o unas vacaciones le pido una postal en mano. No quiero que me la envíen por correo ordinario, es algo que requiere demasiado esfuerzo (sellos, buscar un buzón, que llegue a su destino…). Solo quiero que me la den al regresar y a ser posible  esos  días posteriores al viaje, cuando toda la información, las experiencias, las emociones están aún a flor de piel. El día que me la traen sutilmente les pregunto, les estiro de la lengua y les escucho entusiasmada porque durante 5 -10 minutos viajaré a ese lugar con sus ojos, su experiencia reciente y ciertamente será un viaje sucedáneo pero será un viaje.
Un compañero de trabajo viajó recientemente a Tokio. Antes de irse le recordé que coleccionaba postales  y  me dijo que encantado me  traería  una de Tokio en mano. Nada más regresar me confesó que no se había acordado, le supo tan mal al pobre hombre su descuido que a la mañana siguiente apareció con su Notebook lleno de fotos de su viaje y me las comentó lleno de entusiasmo. ¡Al  final salí ganando!
En ese viaje sucedáneo a Tokio, vi una ciudad llena de rascacielos  tan altos que la gente no puede ver el horizonte, vi calles limpias, espacios ordenados, clasificados ,  barrios distintos desde la conocida zona comercial Ginza  a los barrios residenciales o  los  barrios con  casitas orientales, había templos, jardines, gente, mucha gente , vi geishas andando por la calle junto a hombres con maleta , pantalón negro y camisa blanca, vi mercados de frutas  de todos los colores y mercados de pescado al amanecer con cajas y más cajas llenas de pescados exóticos  todas excesivamente clasificadas,  vi cultura milenaria al lado de tecnología punta.
Unas cuantas fotos las hizo desde detrás de la vidriera de una cafetería, puso la cámara de fotos  en la mesa, cada 30 segundos se iba disparando repetitivamente y se podía apreciar la gente de la calle como iba pasando, era como ver la vida a través de un agujero. En esas secuencias encontré lo que más me sorprendió.  Era un día de lluvia y la gente llevaba paraguas transparentes.  Las gotas de lluvia resbalaban por esos enormes paraguas transparentes, la sensación era que la gente en Tokio quería seguir viendo un pedacito de cielo aunque fuera a través de su paraguas transparente, como si necesitaran que la luz del día entrara en su vida perpetuamente a pesar de la lluvia. Tal vez era porque eran  unos  días lluviosos  o tal vez no, pero la gente en Tokio no sonríe, no vi a nadie sonriendo en ninguna de todas esas fotos. Me acordé de la película Lost in translation de Sofia Coppola. ¿Por qué será que la gente en Tokio parece triste? Igual son los rasgos orientales que les hacen parecer tristes sin estarlo…

15 de octubre de 2010

Filosofía ZOOM



Me encanta hacer fotografías. Me gusta inmortalizar momentos de vida aunque cuando empiezo a enfocar y ver el momento a través de la cámara soy consciente de que no estoy viviendo realmente ese instante, me lo estoy perdiendo, solo lo observo a través del objetivo, no lo vivo. Pero ese sacrificio, bien vale el placer de revivir ese instante al cabo de los años a través de la imagen que inmortalizo.
Lo que más me entusiasma de las cámaras fotográficas es el zoom. Esa opción que permite el cambio de escala, ese acercamiento que engranda los detalles mínimos y me permite ver pequeñas maravillas desapercibidas. Paso en segundos de paisaje en “un plano medio” con una visión general del entorno a observar con minuciosidad el diseño de una flor silvestre o los reflejos de la luz en un vaso, o las grietas de un edificio. Y esa observación del detalle, de los pequeños acontecimientos me conducen al concepto de  Filosofía Zoom que podría definir como aquella filosofía que me ayuda a meditar sobre acontecimientos pequeños, la que hace magnificar los detalles minúsculos del día a día como una sincera sonrisa de buena mañana o los primeros rayos de sol que alumbran la oscuridad de la noche o el aleteo de un pájaro que bebe en la fuente o la hoja que se cae lentamente del árbol o el gesto de agradecimiento del peatón al dejarlo cruzar o la mirada limpia de un niño cuando juega a ser mayor… miles de pequeñas secuencias que mis ojos son capaces de captar y engrandecer. Con mi mágica opción zoom consigo resaltar  pequeños instantes hasta conseguir que cualquier momento del día quede catalogado  de especial entre medio del demasiado común plano medio.


11 de octubre de 2010

Miedo. La negación de la realidad


Todos tenemos miedo, dicen que nacemos con él y éste va variando conforme transcurren los años. El miedo es el rey de nuestra evolución, ya que nos ha protegido de los peligros desde el principio de los tiempos. Además, viene de serie en nuestro cerebro y es capaz de bloquear nuestra creatividad o habilidad de razonar. No nos gusta reconocerlo, porque lo asociamos a la debilidad, cuando paradójicamente no sentirlo sería peligroso. Todos tenemos miedos, absolutamente todos. El miedo es la pérdida de algo que poseemos y no queremos perder. Existen un sinfín de miedos: a la muerte,  al dolor, a la pérdida de seres queridos, a perder el empleo, al fracaso, a la enfermedad, a la inseguridad….
Podríamos hablar de dos tipos de miedo, el miedo sano y el miedo tóxico. El sano es el miedo asociado a la prudencia y que nos impide tener problemas al largo de la vida (sería el que ha ayudado a evolucionar a la raza humana), sin embargo a su lado está el miedo más sutil o dañino, el miedo tóxico, ese miedo que nos impide crecer como personas, el que aparece cuando no reconocemos un posible fracaso, el responsable de las excusas por las que negamos la realidad. El miedo tóxico nos impide ser felices, es el gran enemigo que habita dentro de nosotros.
Por tanto, si sientes miedo ¡¡ felicidades, eres humano!!  Porque realmente   reconocer que sentimos miedo es un acto de valentía que nos hace más humanos y delante del miedo, sobre todo el tóxico, solo existe una salida, mirarlo a la cara , afrontarlo y atreverse a ser honesto consigo mismo.



8 de octubre de 2010

La Cúpula de Stephen King


La Cúpula es el primer libro que he leído de Stephen King. Es un autor que había mal encasillado como autor de terror y me resistía a leerlo pero al final me decanté por él. Este verano me apetecía algo fácil de leer y este  libro cubría las expectativas (aunque con sus 1130 páginas ha resultado difícil de transportar arriba y abajo cosa que siempre hago con los libros en verano). Lo primero que me sorprendió fue como estaba estructurado, capítulos con títulos muy explícitos y dentro de cada uno, subcapítulos numerados de poca longitud. Otro detalle es que a pesar de que el libro discurre dentro de un perímetro muy cerrado y concreto, el autor nos adjunta un mapa totalmente innecesario de la zona y un listado también innecesario de los personajes por eso de no perder el hilo. Lo catalogué de libro para leer en la playa frente al mar, de esos libros que no pasa nada si los dejas a mitad de un capítulo y que se pueden coger otra vez de nuevo con facilidad.
La Cúpula trata de un microcosmos que se crea en un pueblo de Norte América a raíz de que una Cúpula de cristal transparente  encierra  todo el pueblo dentro y lo aísla totalmente del exterior. Esa Cúpula imposibilita salir o entrar del pueblo pero permite llamadas de teléfono e Internet hacía el exterior. Este fenómeno dura algunas semanas  pero el autor va desgranando los personajes de tal manera que parece que todo ocurra en un periodo de tiempo mucho más largo. Los personajes son plurales y todos van evolucionando de distinta manera delante de una situación límite y extrema. Los hay que se desesperan hasta tal punto que para ellos la única opción es suicidarse, los hay que luchan hasta la extenuación por sobrevivir, los hay que simplemente viven por inercia a expensas de los demás, los hay que se aprovechan de la situación para ser más ricos o más famosos o más poderosos y los hay que solo pretenden ayudar a las demás personas a sobrevivir. Todos son un reflejo de los distintos tipos de personas que viven en nuestra sociedad actual. En definitiva un libro entretenido con final previsible pero que se lee  con facilidad y que a pesar de ser tan extenso se hace corto.
A medida que leía el libro me han surgido ideas paralelas al concepto Cúpula que me gustaría comentar. En el libro, la Cúpula es un límite físico palpable que envuelve un pueblo y lo delimita pero extrapolando ese concepto podemos decir que realmente cada uno de nosotros vive dentro de una Cúpula imaginaria, dentro de un espacio físico con un diámetro por donde nos movemos habitualmente. Puede ser un diámetro de 30 Km. a la redonda, mayor o menor, pero vivimos encerrados allí dentro repitiendo acciones día tras día hasta que en momentos puntuales (viajes, vacaciones) salimos fuera agobiados por la rutina o la monotonía, deseosos de coger  aire nuevo, para luego volvernos a encerrar otra temporada hasta que esa sensación se apodera de nuevo de nosotros y se repite el ciclo. Si tenemos suerte nos damos cuenta de ese detalle e intentamos que nuestra vida cotidiana pase de ser vulgar a ser extraordinaria con actitudes o maneras de afrontar la vida distintas pero sino tenemos esa suerte nos consumimos, nos ahogamos y entonces es cuando nos pasamos los días deseando que llegue el fin de semana o las vacaciones, para poder salir de nuestra propia Cúpula a coger experiencias nuevas, aire fresco que nos alimente y ayude a continuar viviendo.
Y para finalizar as invito a leer la entrada del blog  El Tablón de JLin  que también nos habla de este libro.

7 de octubre de 2010

Moleskine. Más que una libreta


La verdad es que hace años que la encontré, que me topé con ella por causalidad porque así acostumbran a ser la mayoría de cosas maravillosas de esta vida, por casualidad. Era una Moleskine nueva a punto de ser estrenada y vi en ella la libreta que siempre había soñado, que siempre había esperado encontrar (una cosa tengo clara, todo aquello que yo pueda necesitar alguien ya lo ha necesitado antes y por tanto ya existe, solo es necesario encontrarlo). Una libreta sin espiral, engomada pero flexible, con las puntas redondeadas, sujeta con una goma elástica y con un magnífico bolsillo interior con fuelle. El bolsillo me enamoró al instante y la goma elástica que sujetaba toda la libreta a las cubiertas, como guardando todo su interior con sumo cuidado, me acabó de decidir y la compré sin dudar.
Desde entonces estas maravillosas libretas forman parte de mi vida, las uso, las lleno de anotaciones, de historias, de ideas, de conferencias, de viajes, de relatos, de pensamientos, de alegrías, de tristezas, de VIDA, de mi vida. En el bolsillo siempre guardo aquel recuerdo, aquel recorte, aquella entrada al museo, aquel billete de tren, … y las voy llenando y se van abultando hasta que las acabo. Entonces las fecho y las guardo como un tesoro pero antes las ojeo, les doy un vistazo y miro todo lo que en ellas he escrito o he dibujado o he plasmado…. Pedazos de mi vida que me llenan de nostalgia a veces o de alegría otras, proyectos acabados o pendientes de empezar, listas de ideas, títulos de libros pendientes de leer, comentarios de los que he leído, muchas frases, citas célebres o no tan célebres  y en la última que acabo de guardar, han empezado a aparecer ideas para mis post a este blog que hace poco frecuento.
Mis Moleskine son parte de mi vida. Uso la negra, con hojas color crema lisas, la de tamaño A5 aunque me apoyo en otra más llevadera un poco más pequeña para el día a día, entre las dos creo un mundo a mi medida.
Aunque sé que son muy populares y que gente famosa las usó y las usa, solo conozco a una persona que comparta mi afición por las Moleskine, alguien que las sigue utilizando asiduamente como yo, alguien que también tiene una de reserva por si se acaba la que utiliza. Siempre tendré la curiosidad de ver alguna página de su Moleskine escrita, garabateada, pero eso será el día que me atreva a pedírselo porque reconozco que una Moleskine es algo realmente personal.

5 de octubre de 2010

BCN. De Gaudí a Toyo Ito.


La Pedrera
 
Cualquier ciudad tiene esa calle especial, ese sitio cuya visita es obligada cada vez que volvemos. Para mí, en Barcelona  ese lugar  particular al cual  regreso sin cansarme es el Passeig de Gràcia.
El Passeig de Gràcia es como un museo de arte al aire libre donde cada periodo de la historia ha ido dejando su huella a través de sus edificios, sus fachadas, sus obras. Allí está presente el modernismo de Gaudí que sin lugar a dudas con su Casa Batlló  consigue destacar delante de todas las demás fachadas pero no hace mucho apareció justo delante de la Pedrera un nuevo edificio; los apartamentos de lujo Suites Avenue cuya fachada imaginó el arquitecto Coreano de padres japoneses Toyo Ito. Él se inspira en la naturaleza como Gaudí, sobretodo se fija en el agua, en su transparencia, en su fluir continuo. En la fachada de Suite Avenue reprodujo un mar negro que resbala sobre el edificio.
En una reciente entrevista que le hicieron me llamó la atención la manera en que imagina nuevos espacios con un sencillo rotring negro de punta fina que lleva siempre consigo. Dice que piensa en un tema, dibuja  bosquejos como punto de partida y va trabajando sobre ellos siempre a mano.
Delante de la pregunta ¿cómo consigue inspirarse? Toyo Ito respondió que se inspira en el proceso de crecimiento de un árbol, desde que empiezan a crecer las ramas hasta que llegan a su máxima complejidad en función de elementos como el viento, el sol y el agua con esta frase deja constancia de que es una persona capaz de enfrentarse a un edificio con la misma humildad de un aprendiz y que es capaz de ser un genio sin dejar de ser una persona sencilla.

3 de octubre de 2010

Si algo funciona, ¡cámbialo!

Acostumbro a leer La Contra de La Vanguardia. En esa entrevista final siempre se establece un diálogo intenso y conciso entre un personaje relevante del mundo actual  y el periodista del día. A veces con las preguntas se llega al alma del entrevistado, a veces sólo son meras preguntas pero siempre son pedazos de vida de otra persona y siempre es interesante saber de la vida de las demás personas.
En La Contra del día 21/09/2010, la entrevista es a la Josep Maria Ferrer ( periodista y presentador de programas científicos en TV3)  y habla de algo  tan contundente  como ¡¡¡¡Si algo funciona, conviene empezar a cambiarlo!!!! Y yo pensé al leerlo ¿pero la teoría no era al revés? ¿ no era algo así como que cuando algo funciona se debe intentar conservarlo tal cual como está ya que  por algo está funcionando? Pues se ve que no, Josep Mª Ferrer comenta que el éxito es el principal enemigo del hombre y que es mejor controlar el descenso por uno mismo que esperar el batacazo impuesto por los demás. Lo mejor es aceptar y provocar el cambio constante. Para él la realidad  se construye con sueños y quien no sueña no consigue nada en esta vida, solo lo soñado puede acabar realizándose. Comenta cosas como “ no creo en nada de lo que no pueda dudar  o “ lo mejor esta aun por hacer”.
Da que pensar esta idea de la vida, eso de reinventarse cada cierto tiempo pero sobretodo eso de provocar el cambio cuando aún se está arriba del todo viviendo entre laureles, cuesta de aceptar y poner en práctica,  solo de pensarlo ya cansa…. con lo que cuesta subir, una vez arriba ¿no podemos quedarnos tranquilamente a disfrutar un tiempo del paisaje? Pues se deduce que no, que solo pisar la cumbre ya tenemos que pensar en un descenso rápido para volver a subir a otra colina antes de caer por nuestro propio peso o del empuje de los demás.  Mi duda ahora es, ¿a  quién hago caso? ¿a este buen hombre que me hace cansar con solo pensar en el trajín que es cambiar cuando aún se está dentro de la nube del éxito? o  ¿a ese otro ( Carl Honoré)  que habla de la Filosofia Slow ( comentado en mi post Generación Nespresso) y que predica que cuanto más lento y pausa vea la vida mejor? Mi conclusión sería que mientras se sube la colina mejor practicar la Filosofía Slow : mirar el paisaje y gozar del momento presente sin perder de vista la cumbre pero cuando se llega arriba no podemos  sentarnos  ni a descansar no sea que el éxito se nos suba a la cabeza, debemos reinventarnos y provocar el cambio antes de que él se nos como primero. Tomo nota para cuando llegue a un nuevo éxito, mientras tanto disfruto del trayecto que ya es mucho.