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23 de abril de 2011

23 de abril. Diada de Sant Jordi


Afortunadamente los pronósticos no se han cumplido, ni la lluvia ni la Semana Santa  han conseguido eclipsar mi fiesta tradicional catalana preferida: la Diada de Sant Jordi. Las rosas y los libros han tomado las calles y plazas. Ríos de personas han desfilado por delante de innumerables paradas callejeras de libros donde a cada hora, hacía acto de presencia un escritor de renombre para firmar su último libro publicado. 
Entre libros y más libros destacaban las rosas rojo pasión que daban ese contrapunto, de color vivo y alegre, entre infinitas portadas de libros expuestos a los ojos de la gente. 
El intercambio estaba servido. Los apuestos caballeros  regalaban rosas rojas a las dulces doncellas las cuales correspondían con un libro de su elección. No importa el vínculo afectivo de amor o amistad que les una, solo se tiene en cuenta las ganas de vivir y compartir la tradición catalana en forma de rosa y la cultura universal en forma de libro.
En esta fiesta popular del 23 de abril, coinciden dos circunstancias. Por un lado se celebra  el día internacional  del libro desde 1930, promovido por Naciones Unidas  que conmemora la muerte de Cervantes y Shakespeare,  y por otro,  se celebra la historia del patrón de Catalunya, Sant Jordi. 

Cuenta la leyenda que la ciudad de Montblanc vivía aterrorizada por un gran dragón que asustaba a todos y causaba daños entre la población y los animales.
Para tranquilizarlo, los habitantes de Montblanc acordaron dar al dragón una persona en sacrificio y para ello, todos los días se realizaba un sorteo en el que salía elegida la persona que debía ser entregada al dragón.
Uno de esos días la mala suerte le tocó a la hija del rey. Ella era una mujer joven y bella muy admirada por los habitantes del pueblo, en especial por su padre quien se resistía a entregarla en sacrificio. Al ver el sufrimiento del rey muchos ciudadanos se ofrecieron para reemplazar a la princesa, pero el rey se negaba a que otros tuvieran que pagar por la suerte de su hija. Además, él era consciente de que su hija hacía parte del pueblo y por tanto debía seguir las normas que hasta el momento se habían pactado.
La princesa abandonó la ciudad. Caminado sin prisa en dirección hacia el gran dragón. De pronto, cuando menos lo esperaba, apareció un joven caballero con armadura montado sobre un caballo blanco. Al verlo, la princesa le informó de los peligros que podía sufrir estando en ese lugar, pero el caballero se negó a abandonarla y le dijo que él estaba allí para salvarla a ella y a todos los habitantes del pueblo.
Este caballero llamado Sant Jordi, se enfrentó al dragón tan pronto este apareció. Libraron una gran batalla hasta que el caballero le incrustó una gran lanza al dragón. De la sangre que derramó el dragón nació un hermoso rosal que Sant Jordi entregó a la princesa después de haber ganado la batalla.


13 comentarios:

Mario Salazar dijo...

No sabía lo de Sant Jordi, me ha gustado la historia, el caballero armado que salva a la dama del peligro, eso de entregar una rosa roja a una bella mujer suena romántico y no importa la fecha siempre es apreciable me parece como símbolo de amor o amistad, y que se conmemore el día del libro me parece una fecha idónea con las fechas del día que dejaron de vivir Cervantes y Shakespeare, dos grandes de las letras universales. Un abrazo.

Mario.

El Tirador Solitario dijo...

Fiesta hermosa y bella; envidio ese intercambio de libros, rosas, esa gente que se echa a las calles, ese ambiente de bullicio, vida y cultura...

Como viejo aficionado a todo lo mágico, me da en la nariz que en la leyenda de San Jordi hay gato alquímico o mistérico encerrado...voy a ver si miro algo por ahí, porque como se lo pregunte a Ortemius voy listo...

A-B-C dijo...

Bonita festividad. No conocía la historia, gracias por transcribirla.
Besets,

Clementine dijo...

Ay, sí, Tirador, pregúntaselo a Ortemius, que él lo sabe todo...

Preciosa la leyenda, Layna, y preciosa también esa tradición. No me extraña que disfrutes con ella. Besos.

Pepe Cahiers dijo...

El día que desaparezcan los caballeros andantes, los dragones se van a pegar un atracón de indefensas doncellas. ¡Feliz día de rosas y libros!

Clementine dijo...

Y a mí que me encantan los dragones...

Jlin dijo...

Siempre he querido disfrutar de esta fiesta catalana, debe ser genial.
Tirador, Ortemius te responderá a su manera, seguro :-)

TORO SALVAJE dijo...

Que día tan bonito el de ayer, verdad?

Besos.

El Tirador Solitario dijo...

De eso no tenía la menor duda, amigo Jlin. Y es que como buen adepto, tu amigo Ortemius cuenta lo que quiere contar, y a veces esos iniciados confunden adrede, para comprobar quienes son dignos de recibir su legado...

Peor era el caso de Fulcanelli, que en su Misterio de las Catedrales sentencia de forma concluyente:

El sabio...permanecerá siempre fiel a su voto de silencio.
En la Ciencia, en el Bien, el Adepto debe para siempre CALLAR.

Alquímico e iniciático me he levantado esta mañana...

natsnoC dijo...

A mi no me gusta lo de la rosa, prefiero sin duda intercambio de libros. ¿Seguro que no hay ningún grupúsculo de estos que sólo quieren sacar titulares de prensa que haya criticado la tradición por machista?

Sí, seguro que lo hay. A mi eso me da igual, pero yo prefiero regalar libros.

Ah, y nosotros si hemos tenido Pascuas pasadas por agua.

Matías dijo...

Me encantaria disfrutar de una fiesta como esa...

juan andrés estrelles dijo...

Me encantan este tipo de leyendas. Me traen tantos recuerdos de los antiguos cuentos que nos contaban de niños. Espero que hayas pasado un feliz día. Un abrazo.

Layna dijo...

Mario. Me alegra que gracias a mí hayas descubierto esta bonita tradición catalana. Un intercambio de amor a través de objetos. Un abrazo

Tirador. El bullicio, el ruido amable, las risas, las conversaciones de la gente .. eso es vida. Sant Jordi es vida. Me consta que Ortemius sabe muchas cosas, igual de estas también. Pero tú investiga, investiga que las cosas de magia, misterio me encantan

A-B-C. Más me alegra a mí que te guste leerla. Petonets

Clementine. Las tradiciones mantienen unidas a un país, a una cultura, unifican, dulcifican, liman diferencias. Ese día contribuye a eso entre nosotros. ¿Te gustan los dragones? Pues ese día hay replicas de ellos por todas partes. Besos

Pepe Cahiers. Pues que no desaparezcan los caballeros andantes ni en la vida ni por aquí!!! ¿Que haríamos nosotros sin ustedes, los caballeros andantes?

JLin. Pues nada, reservar ese día en tu agenda para el año que viene y te acercas. Eso sí, debe ser el 23 de abril ni un día antes ni un día después. Aunque leyendo del tema seguro que te haces una idea de lo que es la fiesta. Supongo que es como para mi las Fallas, las veo, las imagino pero verlas solo puedo hacerlo en Valencia un 19 de marzo :-)

Toro Salvaje. ¡Bonito es poco!!! Me alegra que tú también lo vivieras. Besos

natsnoC. ¿Qué haría yo sin esas observaciones tan tuyas? Pues, no, no hay grupos que encuentren la tradición machista ni grupos que defiendan a los dragones… ¿Machismo? La sociedad de la edad media era machista y es de la época donde surge esta leyenda. Hoy en día hay más igualdad de género pero en el fondo a todas las mujeres nos gustan los caballeros andantes que nos salven de los dragones de este mundo. La diferencia es que hoy en día, si en el momento que nos ataca el dragón no aparece un caballero andante nosotras mismas matamos al dragón aunque sea con una mini lanza pero si aparece, pues mejor, nos ahorramos el esfuerzo.
Es solo una tradición. Lo miro más como una leyenda que une la gente que vive en un mismo espacio geográfico, ese día no hay política, no equipos de fútbol ( es más, han intentado vender la rosas azulgrana y nadie las compra). Ese día todos somos iguales, hay hermandad, cordialidad, sonrisas, es como un gran kit kat de un día. Acepto las rosas como símbolo de amor. En el cole han hecho puntos de libro en forma de rosa y me encantó cuando mi hijo me la ha dio. ¿Libros? Pues sí, los prefiero pero ese día me gustan tanto las rosas como los libros.

Mr. Dupin. Pues te pilla un poco lejos pero seguro que por ahí hay de preciosas también. Un abrazo

Juan Andrés. Siii pasé un día esplendido. Es cierto, la leyenda evoca a los cuentos de hadas. Tus relatos son igual de mágicos la mayoría de veces. Un abrazo