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5 de julio de 2011

Relatos Enlazados. Las cuatro puertas




Las cuatro puertas

Desconocía la procedencia de esas cartas. Habían aparecido atadas con un lazo rojo dentro de un sobre marrón, en el buzón de su casa la semana pasada. Ninguna nota dirigida a ella. Solo hojas blancas  llenas de palabras de amor,  escritas en puño y letra muchos años atrás por un hombre comprometido con la  causa, cuyo corazón pertenecía a una bella dama.
Irene no sabía por qué habían llegado a ella esas cartas. Se convertían en una incógnita más dentro de su vida ya de por si llena de enigmas. Empezaban a ser demasiados los déjà vu que se cruzaban en su vida. A épocas los observaba con insistencia,  a épocas los ignoraba queriendo solo arrojarlos al mar del olvido. Últimamente esas imágenes que aparecían en su mente sin previo aviso, evocando otras vidas, persistían con una claridad abrumadora pero lejos de molestarse había aprendido a guiarse por sus corazonadas. Acumulaba objetos misteriosos en la buhardilla de su casa, no sabía porque lo hacía pero necesitaba tenerlos cerca. Acudía a conferencias de historiadores ilustres, de filósofos relevantes y reputados psicólogos sin conseguir encontrar el sentido a todo aquello que últimamente le ocurría. Era como si su vida no encajara bien es ese lugar, como si le faltara una pieza del rompecabezas para conseguir que todo tuviera sentido. Recordó claramente aquél día que estaba ojeando libros en su librería preferida. Sus manos se deslizaron instintivamente sobre las guías de viaje de Australia. Abrió una al azar y vio la imagen de un mapamundi al revés. Justo en ese momento intuyó que aquel era el objeto que tenía que ir a buscar esta vez.  Al salir del trabajo aquella misma tarde, mientras esperaba que  el semáforo se pusiera verde, un chico de rasgos orientales le ofreció una invitación para ir al  circo que había acampado en las afueras de la ciudad. La foto de un enano saltarín le invitaba a acudir. De repente supo que esa era la palabra clave.  
Se acercaba la hora azul, aquel momento del día en que el cielo cambiaba de tonalidad rojiza a cobalto,  justo cuando el sol se esconde en el horizonte. Era su hora mágica. Casi mecánicamente Irene cogió su móvil y escribió “Enano Saltarín” en Google Maps. Al instante apareció un icono rojo que le indicó donde estaba la puerta más cercana. Tanto daba en que punto o lugar del mundo se encontrara, sabía que cerca, muy cerca de ella, siempre existía una puerta oculta que solo ella podía vislumbrar. Hoy la encontraría a la derecha dos calles más abajo. Allí le esperaba de nuevo el acceso a ese lugar inmutable en el tiempo.  Se dirigió con paso firme hacía donde el icono rojo le indicaba,  acelerando  el paso como si tuviera miedo de que la puerta desapareciera de repente.  Al girar a la derecha un aire fresco ondeó sus cabellos largos, entrecortando su respiración. Palpó en el bolsillo de su pantalón una aventurita verde del tamaño de una nuez que hacía tiempo que permanecía allí sin saber cual era el motivo.  Sonrió al notar el mapamundi al revés del SXIX made in Australia entre  sus manos. Encontrarlo le había ocupado más tiempo de lo previsto pero finalmente lo tenía en su poder. Vio a lo lejos “Enano Saltarín”, empujó la puerta y entró en ese lugar mágico que tanta paz le producía. El barullo de la gente, el olor, el sonido de una melodía de fondo trasmitía la sensación de que nada les importaba a los allí presentes salvo permanecer. Se sentó en una mesa triangular y depositó el mapa encima de ella. No se sentía perdida, ni aturdida, ni fuera de lugar. Palpó su bolsillo y notó como su piedra verde se había convertido en blanda plastilina, esa era la señal de que había conseguido de nuevo entrar en otra dimensión paralela. Un señor de panza prominente se le acercó.
- ¿Te pongo lo de siempre? – preguntó Carloto
- Sí, gracias – respondió Irene sabiendo que un licor verde aparecería delante de ella. Al probarlo notó como un sabor dulzón le activaba recuerdos de otro lugar lleno de risas infantiles. Levantó su mirada, vio como un hombre de cabello oscuro y rasgos fuertes se acercaba a ella con paso firme y decidido.
- ¿Lo has encontrado? ¿Has conseguido el mapa? ¡Es perfecto!. Ahora seguro que conseguiremos salvar la situación- le dijo aquel hombre enigmático mientras la besaba en los labios. Supo que no era la primera vez que la besaba  aunque  no consiguió recordar cuando había sido la última. Los contertulianos de la mesa del fondo le reclamaron por lo que Alonso Monteverde y Plaza, trotamundos y soñador,  acudió hacía ellos sin dejar de sujetar el mapamundi entre las manos.
Irene se limitó a fundirse entre los presentes. Compartió conversación con Urshak, un mono parlanchín que le explicó los últimos chismes entre los asiduos de ese lugar mágico y así descubrió que Leonardo en los últimos tiempos, se dedicaba a pintar mujeres desnudas mientras su amada Jimena seguía ejerciendo el oficio más antiguo del mundo. Le contó que el boticario Floro había conseguido frenar las hemorragias de los heridos con solo posar sus manos encima de ellos, como si de un poder enigmático se tratara. Le comentó que la joven Grudun suspiraba por salir de ese lugar pero que no se atrevía a cruzar ninguna de las cuatro puertas color parchís que franqueaban la taberna del resto del mundo.
Pasaron los días como si de horas se tratara. Entablaba conversación con todos, a la vez que ayudaba a servir mesas a Carloto. Jugaba partidas interminables de cartas mientras se reía de las anécdotas más disparatadas que nunca había oído, aunque su auténtica debilidad eran las tertulias de los allí presentes, cuando se debatía que habría realmente detrás de las cuatro puertas misteriosas que nadie se atrevía a franquear. Alonso ya no podía frenar más su curiosidad,  quería salir de allí a pesar de notar que estaba donde siempre había deseado estar. Él sabía que por aquellas puertas de colores intensos solo se conseguía salir pero nunca regresar, a pesar de ello, la mezcla de miedo e incertidumbre que sentía no conseguía aplacar sus ansias de saber más.
Simplemente ocurrió. Un día Irene supo que debía partir de allí y no lo dudó demasiado. Sin intención de despedirse miró las cuatro puertas, palpó su aventurita  y decidió que escogería la puerta verde intenso. No tenía nada que recoger, tan solo terminó la partida de cartas que estaba jugando, se bebió el último sorbo de licor verde que había en su pequeño vaso, le miró intensamente a los ojos hablándole sin decir nada y se fue siguiendo las indicaciones de su alma viajera.  Él la siguió sin ella notarlo y justo en el instante en que Irene abrió la puerta verde,  Alonso le cogió la mano. Al otro lado apareció delante de ellos un mar en calma color azul turquesa con finas arenas blancas. Al fondo barcos que zarpaban hacía tierras lejanas. Murmullos de gente en el puerto. Casas de madera y niños pescando peces con las manos. Irene palpó con una mano su piedra preciosa notando como su tacto volvía a ser consistente. En la otra mano notó la mano de Alonso y sonrió.  Le gustaba la idea de haber saltado juntos a otra dimensión. Era un buen lugar para descansar antes de empezar una nueva aventura que la vida seguro les brindaría. 

*****
Me enorgullece especialmente formar parte de este proyecto conjunto  “Relatos Enlazados” que tan buena acogida está teniendo entre todos los participantes. Personalmente me he sentido fluir “creando” este relato y como dijo Mozart,  en una carta escrita en 1789  hablando de lo que sentía cuando componía,  “Todo esto enciende mi alma”
Me pasó el testigo desde Argentina,  la incansable viajera,  Desde el auto,   The Driver y en mi caso, se lo cedo a Miquel Zueras, señor de Borgo, el paso que conduce al castillo de Drácula, justo allí donde el cochero tira de las riendas y dice “Ya no voy más allá”.


18 comentarios:

The Driver dijo...

Esta historia está tomando rumbos alucinantes!
ALUCINANTES.
Me ha encantado leer el enlace, ahora me pregunto por qué debo esperar tanto hasta enterarme de más.
Lo mejor de esta empresa conjunta es que la pienso como un libro cuyos capitulos se van escribiendo al paso que leo.
Un gran beso Layna, felicitaciones

natsnoC dijo...

Vaya, veo que hemos vuelto a la senda de la fantasía. Bien, bien..

Qué digo bien, ¡genial! La protagonista da para una saga completa de "Irene la viajante"... seguro que en una de esas se cruza con Kutimon. :)

A-B-C dijo...

Fantástico relato, difruto de las conexiones neuronales claras que has ido construyendo al entrelazar los muy dispares personajes. Un buen referente para situarse, mucha imaginación y fluir suave. Gracias y mis más sinceras felicitaciones.

Pepe Cahiers dijo...

Buen relato enmarcado por esas puertas enigmáticas, siempre promesas de un futuro deconocido.

Petri dijo...

Muy chulo, has devuelto la magia al relato.

Peri Lope dijo...

Bueno, Layna, por fin alguien se ha atrevido, de verdad, a hacer un relato de todos los que se habían escrito hasta el momento.

Me llamó anoche el librero preocupado o ilusionado, no sé, excitado. Que había leído el relato de Layna, me decía, el relato del Enano Saltarín (y qué y qué), y que su relato (tío) lo protagonizaban Irene y Alonso. Y qué y qué. Mis niños, me dijo, se llaman Irene y Alonso. (Pues vale, chaval, muy interesante: ¿piensas molestarme cada vez que leas un nombre conocido?)

Es un pesado y no sé por qué cuento estas cosas. Vaya, me extendí.
Salud y buenos alimentos.

Jlin dijo...

Bien bien bien , admito que siento debilidad por la fantasía, por lo mágico, por dejar volar la imaginación y esta nuevo giro me gusta, me encanta más bien.
Coincido con nuestra amiga conductora, esto es como un libro por capítulos en el que cada uno es un mundo propio, que maravilla.

El Tirador Solitario dijo...

¡Me encanta! Esas puertas, esos caminos, esos salto dimensionales...esa aventurita..de color verde al igual que ese licor, que más parece un elixir alquímico...

Estupendo, y estupendo,a miga Layna!!

Layna dijo...

The Driver. Lo bueno de todos estos relatos conjuntos es, creo yo, justamente “esperar”. Si estuvieran todos los capítulos escritos los leeríamos de tirón y no los paladearíamos en su justa medida. Gracias. Un beso

natsnoC. Mira que llegas a ser exagerado con lo de la “saga completa”!!! No me tientes, no me tientes que empiezo a escribir sobre esa Irene e invado mi blog de relatos…. Gracias y más gracias por lo de “genial” :-)

A-B-C. ¡¡Que haría yo sin tus comentarios tan deliciosos!! “disfruto de las conexiones neuronales” ”fluir suave” y gracias por lo de “mucha imaginación” porque realmente era “mi reto”, ponerle imaginación al asunto. Gracias. Un beso

Cahiers. El futuro siempre es enigmático y desconocido. Pienso que muchas veces escogemos alguna de las puertas que tenemos delante dejándonos guiar por el corazón, la intuición, el alma o “el color” . El cómo es lo de menos, es hacerlo, dar el paso sin miedo a lo que encontraremos detrás. Gracias. Un beso

Blog A. Tú si que eres “chula” y fantástica. Gracias por “lo de devolver la magia la relato”. Un beso

Peri Lope. Dile a tu amigo el librero que la vida está llena de casualidades!! Mira que es casualidad poner los nombres se sus hijos a los protagonistas de mi relato!! Y a ti Peri Lope te digo que he descubierto que atreverme me atrevo a casi todo delante de un papel… luego en la vida me cuesta un poco más pero todo se andará. Gracias por la extensión. Un beso

JLin. La fantasía, la magia, en definitiva la imaginación es el motor de muchas, de muchísimas cosas en esta vida. Tenerla presente, como un halo de luz, es algo reconfortante a la vez que alentador. Gracias :-)

Tirador. El verde dicen que es el color de la esperanza y mira por donde aquí también se lo he puesto a la aventura y a la fantasia. Me alegra que te guste. Gracias. Un beso

Matías dijo...

Layna, que excelente relato. Me encanta el halo de fantasia que le has imprimido a esta viajante tan peculiar que es capaz de estar y unificar el universo entero de El Enano Saltarín y tener su propia historia.

Sinceramente me ha encantado, te felicito. Y me has dejado la impresion de la frase del final:“Todo esto enciende mi alma”.

PD: Blogger me borró el primer comentario que deje, por si sale doble.

Maeglin dijo...

He disfrutado mucho leyendo tu parte del "viaje" y coincido con muchos en que has sido muy valiente en él.

Recuer2.

raindrop dijo...

Desdoblamiento en dos mundos, con sus lugares, acontecimientos y personajes, que buscan los puntos de sutura entre ambas realidades allá donde surjan.

saludos

Layna dijo...

Mr. Dupin. Me honra enormemente que algo escrito por mí te haya dejado esa impresión en el alma. Gracias. Un beso

Maeglin. Conseguir que alguien disfrute leyendo es algo excepcional. Me alegra que así haya sido. ¿Valiente? Pues no sé, yo solo lo he escrito con Libertad. Recuer2. Gracias. Un beso

Raindrop. Desdoblarse, abrirse al mundo, explorar sabiendo de antemano que el único lugar donde se tiene que llegar es a uno mismo. Me ha encantado la expresión “buscar puntos de sutura”. Gracias. Un beso

atis dijo...

Cada persona que escribe un relato de esta historia es como añadir un color más a la paleta de un pintor que mezclas estilos en perfecta armonía en su obra.

Genial!!!

Layna dijo...

Atis. Bienvenida a mi blog!!! Los colores son una de mis debilidades, me gustan las tonalidades y los adjetivos para describir un color: azul mediterráneo, marrón chocolate, verde césped... me alegran y motivan. Cierto es que estos relatos enlazados tienes todos el color personal de cada autor y que unidos hacemos esa gran y preciosa paleta. Un beso

maslama dijo...

¡pero qué giro más inesperado! Me siento como si hubiese aterrizado un OVNI en medio de una novela de Valle-Inclán, sorprendente y original :)

besos,

Mario Salazar dijo...

Muy bien escrito, sigo la historia desde JLin, y le has dado un vuelo romántico y enigmático, veo que se estan adaptando muy bien, ambos lo hacen excelente, fácilmente pueden obtener un conjunto parejo que pulido puede ser un libro. Un abrazo.

Mario.

miquel zueras dijo...

Me gusta mucho.Bonita y mágica entrega. También me alegro de que la saga adquiera un toque fantástico. Bueno, a ver que te parecerá mi continuación. Besos y felicitaciones. Borgo.