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3 de abril de 2011

Tiempo para pensar. Cadenas



Un maestro y su discípulo paseaban por una zona muy pobre de la India, donde encontraron la más humilde de todas las viviendas. En una casucha de apenas seis metros cuadrados vivían ocho personas. Pese a la evidente pobreza, la familia contaba con una preciada y única posesión: una vaca, cuya escasa leche proveía a la familia de su único sustento. El maestro y su discípulo se quedaron a pasar la noche. Al día siguiente les despertó un grito desolado: la vaca había muerto. Un año más tarde, los dos hombres decidieron pasar por aquel lugar para ver qué había ocurrido con aquella familia. Buscaron en vano la humilde vivienda, pues en su lugar ahora se levantaba una hermosa casa. De su interior vieron salir al mismo hombre que un año atrás les había dado posada. Sin embargo, su aspecto era distinto. Sus ojos brillaban, iba aseado y lucía una ancha sonrisa. Rápidamente se dispusieron a averiguar qué había ocasionado tal cambio en su vida. El hombre les contó cómo tras la muerte de la vaca vieron que su supervivencia se veía amenazada. Eso les llevó a conseguir algunas semillas y a sembrarlas para alimentarse. Pasado algún tiempo, se dieron cuenta de que la improvisada granja producía más de lo que ellos necesitaban para comer, así que comenzaron a vender en el mercado. De ese modo compraron más semillas, incrementaron la plantación y pudieron arreglar la casa. El joven, quien escuchaba atónito la increíble historia, entendió finalmente la lección que su maestro quería enseñarle.

Cuento de Anthony de Mello

15 comentarios:

El Tirador Solitario dijo...

Eso es lo que se llama hacer de la necesidad virtud. A veces estamos plácidamente instalados y nos dejamos llevar por nuestra cotidianidad...hasta que algo nos obliga a reaccionar o nos vamos a pique. Y a veces pasa que la aparente catástrofe es nuestra salvación.

Hay que ver lo interesante que es este blog, que siempre obliga a pensar y reflexionar de forma tan grata...

soylauraO dijo...

Un relato similar se utiliza en clases sobre negocios, atribuído a la cultura zen. Bien por difundirlo como semilla de esperanza.
http://enfugayremolino.blogspot.com/

Jlin dijo...

¡Y bien que nos vienen estas reflexiones! De todo se aprende y este rinconcito es un pequeño pozo de sabiduría.
:-)

Clementine dijo...

Es que la rutina sin más puede sernos contraproducente y limitar nuestras verdaderas posibilidades. Y el que de vez en cuando se nos rompa esa rutina sin pretenderlo nosotros, nos puede hacer evolucionar.
Yo, por ejemplo, desde que entro en tu blog, Layna, me siento mejor persona porque procuro aplicar lo bueno que desprendo de él. Y puedo llegar a más, lo sé. Por eso seguiré viniendo.... Besos.

TORO SALVAJE dijo...

No sé...
A mí este tipo de cuentos nunca me contentan.
Siempre pienso que es una fábula inventada y que no se corresponde lo más mínimo con la realidad.
Que en el cien por cien de los casos esa familia habría pasado a la indigencia con la muerte de la vaca.

Saludos.

Layna dijo...

A mí lo que me gustaría es ser capaz de empezar a “plantar semillas” sin que tuviera que desaparecer previamente la vaca de mi vida. Ser capaz de salir de la apacible rutina a surcar nuevos mares antes que la rutina me eche a mí al fondo del océano. Pero sobre todo lo que me gustaría es que, en el preciso instante en que se “muere la vaca”, fuese capaz de seguir creyendo, de no dudar, de recordar que todo es para mejor, que lo que ahora parece un pozo luego será un oasis. Saber mirar la vida de frente justo en el momento uno quedo sin nada y seguir adelante con paso firme y fuerte aunque los pies solo pisen a tientas.

Layna dijo...

Tirador Solitario. Seguro que la aparente catástrofe es nuestra salvación, eso seguro. Gracias por los inmerecidos halagos.

soylauraO. Bienvenida a mi blog!! Este relato está sacado de un curso de coaching empresarial que he realizado recientemente. Gracias por leerme y comentar.

JLin. Gracias por tus dosis de entusiasmo y buenas palabras para mi blog, es algo que siempre me hace sonreír :-)

Clementine. Yo creo que la rutina se rompe de tanto en tanto sin previo aviso y eso es bueno, es sano, es necesario para evolucionar. La comodidad nos frena a veces a permanecer inertes. ¡Pero que bonito lo que me dices Clementine!! Que solo una de mis frases te haya ayudado a sentir mejor persona es increíble… Gracias. Besos

Toro Salvaje. Bienvenido a mi blog!! Yo casi estoy segura que son fábulas inventadas en su mayoría, como cuentos para adultos que nos ayudan a reflexionar sobre algún aspecto de nuestra vida relacionado con la historia. Hoy en día si le pasa esto a una familia en la India y ninguna ONG o similar no le da el pan, posiblemente mendigue, robe para malvivir pero las fábulas, fábulas son. Gracias por comentarme. Un saludo

Mario Salazar dijo...

Ya había escuchado el relato pero lo conocía de otra forma, llega un sabio y un acompañante a un pueblo donde todos los habitantes yacían en la pobreza absoluta ya que su único ingreso era una vaca, entonces el sabio le dice a su ayudante, vota la vaca por el barranco, atónito el sirviente le dice que se moriran de hambre si lo hace, el sabio le dice que ya verá que no será así, una vez que lo hace, regresan al año y se dan cuenta que han progresado. Pero leyendo aquí veo que es un cuento por lo que la versión es más fidedigna que la que me dijeron a mí y el conocido que me la contó suele buscar crear conmoción con sus palabras por eso seguro cambio la forma de la historia. Un abrazo.

Mario.

Petri dijo...

Pues mira, te cuento mi vida y no es una fabula, mi marido perdió su trabajo, una mierda de trabajo, teníamos dos hijas y solo teníamos su mierda de trabajo, pues yo trabajaba por temporadas, como no teníamos nada más que perder abrimos una empresa, y nos va bien, si su empresa no hubiera cerrado puede que nunca motaramos la nuestra.

miquel zueras dijo...

Me ha recordado un proverbio árabe: "no es suficiente tener peces, hay que saber pescar". Saludos. Borgo.

Layna dijo...

Mario. Me gusta más la idea de que se muere la vaca… que uno mismo tenga que matarla es llegar a un extremo innecesario ¿no crees? Mejor que siga viviendo y uno sepa cuando empezar a plantar semillas antes que nadie se lo tenga que decir.

Layna dijo...

Blog A. Pues mira, me has animado a que te cuente también la mía. Mi marido y yo creamos una empresa que mantuvimos a flote durante 10 años. Llegó la crisis y en pocos meses pasamos de vivir holgadamente a vivir un tormento cada fin de mes para poder llegar a pagar las nóminas de 15 buenos empleados. Al final nos vimos obligados a cerrarla antes que las deudas nos engulleran en un espiral sin fin. Ahora él sigue siendo empresario a un nivel más sencillo y en otro sector. Yo soy asalariada desde hace 3 años en un trabajo que me aporta un salario más que digno. Reconozco que mi poder adquisitivo ha disminuido pero he ganado en libertad física, mental y económica. Como dicen “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita” Y todo esto gracia a al crisis, quien lo iba a decir. Te deseo lo mejor en tu empresa, la ilusión puede con “casi” todo. Besos

Layna dijo...

Mario. Cierto Mario, sin lugar a dudas lo primero es aprender, lo que se nos regala nada nos enseña. Saludos

A-B-C dijo...

Interesante enseñanza. Me gustan los cuentos que me ayudan a entender lo que a través de la realidad no me llega.
Besos,

Pepe Cahiers dijo...

Es como los tiburones, si no nadan se hunden.