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5 de febrero de 2011

CORAJE



Se preguntaba Vincent van Gogh “ ¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”  
Los que se arriesgan, los que se la juegan, los que apuestan por una vida distinta,  los que crean nuevas circunstancias, los que intentan algo nuevo, a esos se les llama valientes o tal vez locos. Yo las llamo personas con coraje.
El coraje es la ausencia del miedo, es la conciencia de que hay algo por lo que merece la pena arriesgarnos.  El coraje nos mueve porque creemos que  aquello que deseamos crear, cambiar, construir dará  un sentido nuevo a nuestra vida. El coraje nos empuja a enfrontarnos a nuestros miedos internos y externos. Nos lanza a un viaje del cual regresaremos completamente transformados; bien porque habremos alcanzar el anhelo que nos llevó a partir,  o bien porque sin llegar a alcanzar dicho anhelo habremos aprendido algo nuevo que nos llevará a ver la vida con ojos distintos. Sea como sea, habremos crecido en el viaje interior.
Nuestros anhelos y nuestro coraje van juntos cogidos de la mano. El anhelo nos invita a creer, el coraje nos lanza a crecer. El anhelo es semilla, es idea, es sueño. El coraje es acción, transformación, realidad. Los dos se enlazan en un baile entre lo espiritual y lo real, de esa danza entre las utopías y la realidad es  a partir de dónde conseguiremos  construir algo nuevo.
El coraje es esa capacidad de realizar actos inimaginables cuando la vida nos pone en situaciones límite. El coraje nos permite mover energía, sentimientos, emociones e ir más allá de nuestros propios límites.
La vida es una gran oportunidad de arriesgarnos para aprender, crecer, sentir, compartir, amar, en definitiva para vivir plenamente.

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