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27 de noviembre de 2010

La vida es incierta.


La vida es incierta, sin embargo el instinto de supervivencia del ser humano lucha con todas sus fuerzas contra esta afirmación. De ahí nuestra necesidad de tener el máximo grado de control posible sobre todo lo que sucede en nuestra existencia. Pretendemos que la realidad se adapte a nuestras necesidades y expectativas acallando la constante incertidumbre de la vida. Queremos que las cosas sean como deseamos, esperamos y planeamos. Solemos frustrarnos e incluso enfadarnos cada vez que surgen imprevistos, contratiempos o adversidades. Lo cierto, es que los seres humanos somos animales de costumbres. Demasiado a menudo, nuestra necesidad de saber qué, cómo y cuándo van a suceder las cosas nos lleva a tomar el camino más estable y seguro, aunque no sea el que nos genere mayor bienestar interno. En general nos gusta crear y preservar nuestra propia rutina y optamos por un estilo de vida estrictamente planificado, carente de riesgos. Todo esto lo hacemos en nombre de la seguridad.
Sin embargo, este tipo de comportamiento pone de manifiesto que nos sentimos profundamente indefensos e inseguros. Vivimos bajo la tiranía del miedo. De hecho nos aterra todo aquello que no podemos controlar.  Para salir de todo este circulo vicioso debemos potenciar la confianza que es el único antídoto contra el miedo y centrar nuestra atención en aquello que sí dependa de nosotros.

La mayoría de nosotros no sabemos convivir con la incertidumbre. Tratar de tener el control nos  causa tensión, soltarlo nos produce ansiedad. Así cuanto más inseguros nos sentimos por dentro, más tiempo, dinero y energía invertimos para asegurar nuestra existencia externa. Vencer el miedo requiere coraje. Vivir con coraje nos lleva a salir de la cárcel de la mente, nos ayuda a derribar la coraza que hemos tejido con nuestros temores para protegernos. Esto nos permite tomar decisiones en consonancia con nuestros verdaderos sueños, más allá del miedo y de la necesidad de control. Si aspiramos a ser verdaderamente libres, debemos recordarnos de vez en cuando que la vida es incierta

2 comentarios:

Maeglin dijo...

Pero como abstraer el hecho de que las variables bajo nuestro control en la práctica totalidad de los aspectos de la vida dificilmente copan el 50% de las opciones. ¿Como no sentirnos vulnerables ante el efecto mariposa que pueda derribar lo que tan arduamente construimos?

...solo una mujer. dijo...

Creo que la única seguridad que tenemos es que todo es incierto, que nada permanece eternamente quiero, que nadie nos puede asegurar qué será de nuestra vida...

Apegarnos a deseos, anhelos, pretensiones, sueños es sufrir por frustración constante con las sorpresas que la vida nos ofrece.

Disfrutemos dejando fluir y que lo que tenga que ser, sea.

Un abrazo!!