Participar en la Semana de la Utopía me llena de ilusión. Recuerdo la mañana en que leí por primera vez el post al respecto en Chez Morera. Rezaba la palabra Proyecto en su título y solo con esa palabra me quedé prendada. Pensé que era una Utopía conseguir llevarlo a término pero al mismo tiempo pensé “¿Y porque no? Al igual que a mí me emociona la idea, le puede emocionar a otros.” Felicito a natsnoC por la iniciativa, por ser el líder del proyecto y haber conseguido que sea una No Utopía. Al mismo tiempo felicito a los participantes porque aquí no se gana nada, aquí solo se disfruta y participar por participar parece extraño hoy en día. Pero mira por donde hemos conseguido ser 11 blogs felizmente unidos durante esta semana por una palabra: Utopía.
Los sueños, los deseos, los anhelos llegan a mi mente con suma facilidad. En ese momento los gozo, los visualizo, los acaricio, los vivo imaginariamente. Si permanecen a mi lado un tiempo, unos días, si persisten como halos de luz que me envuelven, entonces los escribo. Solo eso, los dejo escritos en 1 o 2 palabras en mi libreta mágica de los Sueños por cumplir. Allí permanecen a buen recaudo y en mi mente empiezan a coger forma poco a poco. Algunos de mis anhelos cumplen la definición de la palabra Utopía del DRAE “Plan, proyecto…. que aparece como irrealizable en el momento de su formulación” pero no me importa demasiado ese pequeño detalle, las cosas difíciles o imposibles a primera instancia, lejos de desanimarme, me alientan a invertir más energía en conseguirlas.
Poco a poco muchos proyectos o sueños, por el mero hecho de tenerlos presentes en mi vida y trabajar un poco en esa dirección, se acaban realizando aunque otros no. Los difíciles, los de largo recorrido, como yo los etiqueto, siguen ahí escritos en mi libreta de Sueños por cumplir sin avanzar demasiado.
El peor momento de todos para mí, es cuando llega el momento de discernir, decretar, elegir, decidir cuando un sueño es tan inalcanzable que me veo en la obligación de catalogarlo de Utopía, cuando debo dejarlo quieto en un segundo plano, como un telón de fondo como un sueño imposible, como algo que nunca se llegará a realizar, como algo que solo ha existido en mi mente o a la sumo en la mente de las personas que han compartido ese sueño imposible conmigo. Entonces aparece la rabia, la impotencia, el “¿y por qué no?” pero poco a poco todo el esfuerzo titánico dirigido en esa dirección imposible se transforma en calma, en tranquilidad, en luz, en alivio, en comprensión, en descanso y uno acepta la imposibilidad como parte de la vida sin resignación, uno deja de necesitar ir más veloz que el viento en pro a un sueño para pasar a disfrutar de la Utopía. Solo entonces se hace realidad la frase que ya publiqué en su día:
“La Utopía está en el horizonte.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Para qué sirve la Utopía?
Para eso sirve: para caminar”
Eduardo Galeano
Si las circunstancias cambian, si las condiciones son otras, si los parámetros a tener en cuenta varían, si el mundo evoluciona en otra dirección, si encuentro otro camino posible, si la vida me quiere hacer un regalo, tal vez en un futuro próximo o lejano alguna de esas Utopías se volverán realidad y conseguiré llegar a Ítaca y sentir en mi propia piel el poema de Cavafis.
(….) Ten siempre a Ítaca en tu mente
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experincia,
Entenderás ya qué significan las Ítacas.