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30 de septiembre de 2010

China. Una generación sin hermanos


Se cumplen 30 años de la estricta aplicación de la política del hijo único que impuso el Partido Comunista Chino en 1980 y ahora en la actualidad China se afronta al reto del rápido envejecimiento de la población.  En la próxima década uno de cada cinco chinos tendrá más de sesenta años y una infinidad de hombres en edad de contraer matrimonio no tendrán con quien casarse ni formar una familia por falta de pareja femenina. Esa ley que se impuso hace 30 años no tuvo en cuenta algo tan cotidiano como que en las familias chinas se valora más al varón que a la mujer y que esas familias preferían abandonar al nacer una niña antes de renunciar a poder tener un varón. Ahora China tiene una pirámide familiar del tipo 4-2-1: 4 abuelos y 2 padres al cargo de 1 único hijo varón. Para ellos mantener y cuidar a los ancianos de la familia es algo natural y lo hacen como tradición sin plantearse otra opción. Ese hijo único varón tal vez encuentre una mujer china para formar una familia pero la vida allí es aún más cara que en occidente y el salario medio no supera los 300€ por tanto probablemente desestimarán la opción de tener un hijo simplemente porque no le saldrán las cuentas.  Las autoridades chinas se han dado cuenta de la actual situación y están dispuestas a paliar la estricta medida de hace 30 años porque son conscientes de que deben financiar el desarrollo social de país y asegurar una vejez digna a la población. Paradojas de la vida, hace 30 años el gobierno frenaba la natalidad y la población sufría por no poder tener más hijos, ahora el gobierno quiere que la población tenga más hijos pero la gran generación de hijos únicos varones en su mayoría no tiene ningún interés en ello.

28 de septiembre de 2010

Vorfreude. El placer de la espera


Existe una palabra en alemán sonora y gutural que descubrí y oí por primera vez este verano: Vorfreude. Lo más curioso de este idioma es que las palabras tienen significados en español de una frase entera y no solo de una palabra concreta. Así pues, Vorfreude significa capacidad de disfrute previo, la alegría previa que nos produce algo, es decir gozar del placer de la espera. Este es el concepto que intento aplicar a lo largo de los días para paliar mi innata impaciencia y poder llegar a domesticarla o al menos domarla.
El placer de la espera es lo que me ocurre los días previos a un largo viaje cuando leo todo lo que puedo del país que voy a visitar, preparo las rutas, las maletas, los vuelos, el hotel. Es esa mezcla de nerviosismo y placer imaginando lo que está por llegar. Mi mente focaliza la atención en ese estímulo externo, se generan expectativas que junto con la adrenalina activan circuitos de alerta en mi mente que solo vuelven al estado de reposo cuando finalmente sucede lo que esperaba. Trato de extrapolar esta sensación a mi vida diaria así por ejemplo me ocurre lo mismo cuando se anuncia que publicarán en breve un libro que esperaba leer hace tiempo, veo los carteles por todas las librerías con la fecha del lanzamiento y voy pasando los días deleitándome con el momento que podré ir a comprarlo y empezar a leerlo. Me ilusiono con el instante en que finalmente lo tendré en mis manos y me zambulliré en sus páginas.
Esta es la parte amable de la espera, la que sabemos a ciencia cierta que tendrá final feliz. La otra parte más amarga de la espera es cuando el final es incierto. Mezclar espera con incertidumbre da como resultado desasosiego, agonía, nerviosismo. Es la espera que vive el que no tiene trabajo y lo busca pero no lo encuentra, el que espera el resultado de un chequeo médico donde en el mismo momento de las pruebas ya le han dicho que aquello no estaba del todo claro, esa es la amarga espera a la que no se le ve el final, la que desespera. Pero hoy no nos ocupamos de estar amarga espera básicamente porque Vorfreude excluye de su significado todo concepto negativo y solo contempla la espera agradable y positiva como por ejemplo también me ocurre cuando espero un e-mail que tarda más de lo normal en llegar pero finalmente veo el nombre de esa persona en mi bandeja de entrada. No lo abro de inmediato, me espero, me tomo mi tiempo, practico Vorfreude porque sé que cuando finalmente lo abra y empiece a leer se terminará la espera, descubriré si está a la altura de lo imaginado o no,  justo en ese instante surgirá la alegría o la desilusión porque pasaré de esperar a vivir el momento. A veces es preferible deleitarse con la espera, aprender el arte de ser paciente porque cuando se desencadena el acontecimiento, para bien o para mal, ya no hay vuelta atrás y sólo nos queda vivir la vida.

Todo llega si uno simplemente espera
Benjamin Disraeli

27 de septiembre de 2010

BERNA. Huertos urbanos


Lo bueno de viajar es que la frase “mira la vida como si fueras un turista” toma sentido sin tener que ser impuesta.  Viajar me apasiona y aunque últimamente no viajo todo lo que quisiera no por ello me deja de emocionar. En mi recién estrenado blog voy a dar cabida a mis viajes pasados y futuros, a las anécdotas, a los pensamientos pero sobretodo al raudal de experiencias que he vivido gracias a ellos.
Para empezar algo sencillo, próximo en el tiempo y el espacio. Nos vamos Berna, capital de Suiza que visité cuando la ingenuidad de quién acaba de estudiar en la universidad le hace ver a uno la vida con la perspectiva de que todo es posible en este mundo si uno quiere.
Berna es una ciudad relajada aunque no lenta que no parece la capital de un país sino más bien una capital de provincias. Justo detrás de la catedral gótica de Berna , hay un mirador que abarca hasta el río Aar (afluente del Rhin) donde se  muestra un sin fin de terrenos delimitados por sucesivas terrazas que no son nada más ni nada menos que una autentica colección de huertos urbanos donde los ciudadanos de Berna cultivan sus propias legumbres y hortalizas por el módico precio de unos 100€ al mes. Así uno trabaja por la mañana en el banco y por la tarde se saca la corbata y se va al huerto a regar los tomates. Inimaginable ver esto en el centro de Madrid o en Barcelona simplemente porque el concepto ciudad y campo aquí no está unido como allí.
También es interesante nombrar que en Berna se encuentra la casa donde Albert Einstein creó la teoría de la relatividad pero a mi lo que realmente me produjo curiosidad es la gran pasión de Einstein por las mudanzas ya que vivió  7 años en Berna y realizó 7 mudanzas. Esto me hizo plantear algunas preguntas: ¿Le gustaba mucho el número 7? ¿Los científicos necesitan cambiar de entorno a menudo para poder crear? ¿Cambiaba por gusto o por obligación (huía de los ruido vecinales, huía del casero porque no podía pagar cada mes, huía de la monotonía….)?
En fin, Berna es una capital de país disfrazada de capital de provincias lo suficientemente relajada y estimulante a la vez para crear allí la teoría de la relatividad.
"El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más
 le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados."
Albert Einstein

24 de septiembre de 2010

Generación Nespresso


Pertenezco a la Generación Nespresso, esa generación con prisa y sin pausa, la del aquí y ahora como imperativo, la de la impaciencia, la que lo quiere todo al instante. Antes, preparar un café en casa era un ritual que implicaba paciencia y tiempo: desenroscar la cafetera, llenar el filtro de café molido, volverla a cerrar, esperar a que el fuego hiciera subir el café con su sonido inconfundible. Hoy podemos preparar un café igual de aromático y delicioso en cuestión de segundos colocando una cápsula en la máquina tipo Nespresso. Esa urgencia es la que domina el resto de nuestra vida. Vivimos dentro de la cultura de la impaciencia. Tal vez Internet y el móvil nos han ayudado a vivir volcados  a los resultados inmediatos, cada vez estamos más acostumbrados a ese tiempo de reacción instantáneo y cualquier cosa que se dilate demasiado nos molesta. Atrás queda esa época en la que las personas se escribían largas cartas manuscritas explicando pedazos de sus vidas y el correo se encargaba de hacerlas llegar a su destino al cabo de días o semanas. Ahora con abrir el correo electrónico recibimos noticias al instante de cualquier parte del mundo y de cualquier persona. Pero ¿vivir así nos hace más felices? ¿Dónde está el placer de la espera?. Ayer mismo un buen amigo me comentaba "...pero, ten paciencia ¿vale?..." y le hice caso aunque para él es más sencillo porque es un hombre paciente, sumamente paciente. En mi gobierna la impaciencia de forma innata la cual intento aplacar con lecturas como Elogío a la lentitud de Carl Honoré donde nos comenta su filosofía de la lentitud (filosofía slow) que podría resumirse en una sola palabra: equilibrio. Actuar con rapidez cuando tiene sentido hacerlo y lento cuando la lentitud es lo más conveniente. Tratar de vivir en lo que los músicos llaman el tempo giusto, la velocidad apropiada. Soy de la Generación Nespresso, lo reconozco,  porque la vida me engulle, el día a día se apodera de mi como si viviera dentro de un torbellino pero mi mente desea alcanzar el tempo giusto, el equilibrio, que la paciencia brotará de mi interior como una flor en primavera… todo se andará.

Las grandes leyes de la naturaleza son:
no corras, no seas impaciente y
confía en el ritmo eterno
Nikos Kazantzakis

22 de septiembre de 2010

El próximo minuto

Cuando me pierdo por una librería mis manos se van deslizando por las últimas novedades y noto como un título, el color de una portada o el nombre de un autor me susurra al oído que ojee ese libro y no otro. En este caso fue el título del libro “El próximo minuto” de Luis Galindo (Ed. Plataforma ) quien provocó esa curiosidad en mi. El hecho de leerlo me ha ayudado a recordar que la vida está compuesta de pequeños momentos y cada uno de nosotros decidimos cómo queremos vivirlos, somos los únicos responsables de nuestra propia vida. Todo lo que nos sucede se puede ver como una oportunidad o una adversidad, dependerá de la actitud que nosotros tengamos ante la vida. Las cosas no son ni buenas ni malas, son como las queramos ver. Nuestro gran reto consiste en apostar por vivir una vida que nos llene completamente, se trata de vivir y disfrutar cada momento con serenidad y equilibrio haciendo especial lo cotidiano y así conseguir sorprendernos y emocionarnos con las pequeñas maravillas de la vida. El libro se centra en la pregunta  ¿Qué vas a hacer en el próximo minuto? y nos ayuda a reflexionar sobre esta libertad que tenemos de elegir el camino a seguir en nuestras propias vidas en función de lo que decidamos hacer en el próximo minuto.
Mi opinión personal del libro es que no nos cuenta nada que no sepamos con anterioridad pero que va bien refrescar ideas y conceptos de tanto en tanto. En mi caso me ha reafirmado en la idea de que yo soy la ÚNICA persona que decide sobre mi vida, ni las cirscusntancia, ni las personas que me rodean a nivel personal o laboral pueden decidir nada sobre mi propia vida porque soy yo, con mi libertad y mi propio albedrío quién escoge qué hacer minuto a minuto, hora a hora, día a día, año a año……en definitiva quien escoge qué hacer al largo de  toda mi vida.

Una cosa es estar vivo,
Otra bien distinta es vivir la vida
Vivir es nacer a cada instante
Erich Fromm

20 de septiembre de 2010

Caminar los sueños


De camino al trabajo paso por una esquina donde siempre dejan los periódicos gratuitos del día. Eso era antes del verano porque ahora han dejado de estar allí cada mañana, ni allí ni en ningún otro punto de la ciudad, simplemente ha dejado de ser rentable que sigan existiendo en mi ciudad. Cuando me di cuenta de que habían desaparecid, recordé aquell de "nada es para siempre" y añoré el ritual de los viernes, cuando cogía el periódico, lo doblaba al revés y andaba hacía el trabajo leyendo el artículo de opinión de la contraportada. Quién escribía los viernes era Angela Becerra. Me apetece compartir con vosotros uno de aquellos artículos llenos de poesía que se titula "Caminar los sueños", donde nos habla de que la rutina desgasta la vida más armoniosa porque la monotonía aplaca los sueños mientras que las ilusiones conseguidas se adhieren a nuestra alma como recordatorio de que lo imposible se puede alcanzar. Habla de lo imprescindible que es llevar una doble vida; la despierta y la soñada porque la real nos obliga a caminar con los pies en el suelo mientras que la soñada nos anima a imaginar nuevos horizontes. Una vida completa surge del equilibrio entre andar de pies en el suelo y soñar volar. La felicidad es caminar los sueños. Os dejo con el artículo

http://www.adn.es/blog/angela_becerra/opinion/20100609/POS-0002-Caminar-suenos.html

17 de septiembre de 2010

SIENTO, LUEGO VIVO

Soy de las personas  que opinan que en la vida se debe fluir y dejarse llevar por las señales que vamos encontrando por el camino. De repente  sin tenerlo previsto aparece un comentario, un articulo, un post, una conversación, un libro, un amigo en el camino que nos ayuda a seguir en un dirección concreta que es justamente la adecuada en ese momento.
En la contra de la Vanguardia (11/09/2010) apareció por arte de magia una entrevista de Christophe André que se titulaba “Nos apegamos a lo que debería ser en lugar de a lo que es”. Este psiquiatra que vive en Paris comenta que a veces no sabemos exactamente que sentimos, que nos sumergimos en un estado de ánimo (esa mezcla sutil de emociones y pensamientos que nos acompaña en todo momento)  provocado por alguna información del mundo exterior que nos lanza a  dar  vueltas y más vueltas a lo que nos pasa entrando dentro de un bucle negativo. Esas cavilaciones surgen de la pregunta ¿por qué? (que es una pregunta intelectual)  cuando la pregunta correcta sería ¿cómo? (pregunta de observación)  la cual es realmente la  que nos ayudará  a conseguir que el problema no persista.
La herramienta adecuada es la introspección, detenerse a preguntarse qué sentimos. Ser capaces de hacerlo de manera consciente tiene su dificultad, no nos engañemos,  pero la clave está en estar presente en el momento presente, en ser capaz de vivir el Aquí y el Ahora  sin filtro, sin expectativas. Pero a nuestro cerebro humano le gustan más los estados de ánimo negativos que los positivos, por inercia nuestro cerebro vive en la anticipación o en darle vueltas a las cosas del pasado y entonces surge la preocupación que no es más que intolerancia frente a la incertidumbre y en nuestra mente, repleta de problemas por adelantado, deja de haber espacio para las pequeñas alegrías de la vida.
¿Cómo podemos regular todo esto? Aceptando que no podemos controlarlo todo, que los problemas forman parte de la vida, aceptando la incertidumbre. ¿Cómo podemos ponerlo en práctica? SONRIENDO y así aumentaremos nuestros estados de ánimo positivos, DANDO UN PASEO y dejando un espacio físico entre el problema y nosotros, HABLANDO con otras personas, practicando la GRATITUD
En definitiva la felicidad es bienestar + conciencia, debemos recordar siempre y en todo lugar que la felicidad es efímera e intermitente, saber hallar dentro de la tristeza o la desdicha un momento para sonreír y asumir la imperfección nos predispone a la felicidad.